María
Por Colaboraciones
23/12/2019
Francisco enseña que María, “mujer mestiza de nuestros
pueblos”, no es Corredentora
El 12 de diciembre, en la homilía de la fiesta de Nuestra
Señora de Guadalupe, Francisco negó la participación de María en la obra
redentora, calificándola de “historias” (“fábulas, cuentos”) y de “tontera”
(“tontería, bobada, insignificancia”). Éstas son sus palabras:
“Fiel a su Maestro, que es su Hijo, el único Redentor,
jamás quiso para sí tomar algo de su Hijo. Jamás se presentó como corredentora.
(…) Nunca robó para sí nada de su Hijo (…) María mujer, María madre, sin
otro título esencial. (…) Y tercer adjetivo que yo le diría mirándola, se nos
quiso mestiza, se mestizó. (…) Se mestizó para ser Madre de todos, se mestizó
con la humanidad. ¿Por qué? Porque ella mestizó a Dios. Y ese es el gran
misterio: María Madre mestiza a Dios, verdadero Dios y verdadero
hombre, en su Hijo. Cuando nos vengan con historias de que habría que
declararla esto, o hacer este otro dogma, no nos perdamos en tonteras: María es
mujer, (…) mujer de nuestros pueblos, pero que mestizó a Dios.”[1]
Los dichos de Bergoglio, además de insultantes, son
completamente falsos. Si bien no ha habido hasta ahora una declaración
dogmática del magisterio al respecto, la corredención de María forma parte de
la revelación divina. Su fundamento escriturístico es innegable. Éste consiste
en el paralelo y en la analogía existente entre Eva y la Santísima Virgen.
Paralelo y analogía que se manifiestan en el papel desempeñado por ellas en
relación, por un lado, con Adán en el caída original y, por el otro, con
Jesucristo, nuevo Adán (Rm. 5, 14 – I Cor. 15, 22), en la reparación de la
misma.
En efecto, del mismo modo que Eva participó en la
caída de Adán, por su falta de fe y su desobediencia, María lo hizo en la
redención, a través de su fe y su obediencia. Con su “fiat” y su consentimiento
al sacrificio salvador de Jesús, María hizo posible la Redención, así como Eva,
tentando a Adán a instancias de la Serpiente, había hecho posible la falta
original. Es Adán quien la comete, pero Eva está íntimamente vinculada a ella,
no como artífice, sino como partícipe necesaria y a modo de causa
instrumental.
De manera análoga, María, nueva Eva, participa en el
acto redentor realizado por Jesucristo, nuevo Adán, no como autora, sino como
partícipe necesaria -Dios así lo dispuso en su Divina Providencia-, y como
causa instrumental -con su “fiat” libremente otorgado, María suministró la
“materia” del sacrificio redentor, es decir, el cuerpo de la víctima
expiatoria-.
Es en este sentido que debe entenderse el término
“corredención” aplicado a María, como expresión de su íntima participación en
la obra redentora consumada por su divino Hijo -autor exclusivo de la
misma-, y no como si la redención hubiera sido realizada por ambos, en el mismo
sentido y en un pie de igualdad, como si fuesen coautores del hecho.
Así pues, a semejanza de Eva, que interviene de manera
decisiva en la caída del género humano provocada por la falta de Adán, la
Santísima Virgen María, Eva de la Nueva Alianza, está estrechamente involucrada
en la redención operada por el nuevo Adán, Jesucristo.
Veamos lo que dice al respecto San Ireneo, Padre y
Doctor de la Iglesia, discípulo de San Policarpo, quien, a su vez, lo había
sido del apóstol San Juan, en su obra “Contra los herejes”:
“En correspondencia encontramos también obediente a
María la Virgen, cuando dice: «He aquí tu sierva, Señor: hágase en mí según tu
palabra» (Lc 1, 38); a Eva en cambio indócil, pues desobedeció siendo aún
virgen. Porque como aquélla, (…) habiendo desobedecido, se hizo causa de muerte
para sí y para toda la humanidad; así también María, teniendo a un varón como
marido pero siendo virgen como aquélla, habiendo obedecido se hizo causa de
salvación para sí misma y para toda la humanidad (Heb 5, 9). (…) Así también el
nudo de la desobediencia de Eva se desató por la obediencia de María; pues lo
que la virgen Eva ató por su incredulidad, la Virgen María lo desató por su
fe.”[2]
Citemos ahora al gran doctor mariano San Luis María
Grignon de Montfort:
“Lo que Lucifer perdió por orgullo lo ganó María con
la humildad. Lo que Eva condenó y perdió por desobediencia lo salvó María con
la obediencia. Eva, al obedecer a la serpiente, se hizo causa de perdición para
sí y para todos sus hijos, entregándolos a Satanás; María, al permanecer
perfectamente fiel a Dios, se convirtió en causa de salvación para sí y para
todos sus hijos y servidores, consagrándolos al Señor. -53- (…) Lo que digo en
términos absolutos de Jesucristo, lo digo, proporcionalmente, de la Santísima
Virgen. Habiéndola escogido Jesucristo por compañera inseparable de su vida,
muerte, gloria y poder en el cielo y en la tierra, le otorgó, gratuitamente –
respecto de su Majestad- todos los derechos y privilegios que Él posee por
naturaleza: “Todo lo que conviene a Dios por naturaleza, conviene a María por
gracia”, dicen los santos. -74-.”[3]
Cito ahora por partida doble a Pío XII, primero en una
alocución dirigida a los peregrinos de Génova del 22 de abril de 1940:
“De hecho, ¿no son Jesús y María los dos amores
sublimes del pueblo Cristiano? ¿No son acaso el nuevo Adán y la nueva Eva a
quienes el Árbol de la cruz une en el dolor y el amor para redimir el pecado de
nuestros primeros padres en el Edén?”[4]
Y luego, en su constitución apostólica Munificentissimus
Deus, en la que definió solemnemente el dogma de la Asunción de María al
Cielo en cuerpo y alma:
“Pero ya se ha recordado especialmente que desde el
siglo II María Virgen es presentada por los Santos Padres como nueva Eva
estrechamente unida al nuevo Adán, si bien sujeta a él, en aquella lucha contra
el enemigo infernal que, como fue preanunciado en el protoevangelio (Gn 3, 15),
habría terminado con la plenísima victoria sobre el pecado y sobre la muerte,
siempre unidos en los escritos del Apóstol de las Gentes (cfr. Rom cap. 5 et 6;
1 Cor 15, 21-26; 54-57). Por lo cual, como la gloriosa resurrección de Cristo
fue parte esencial y signo final de esta victoria, así también para María la
común lucha debía concluir con la glorificación de su cuerpo virginal (n. 39).”[5]
Transcribo seguidamente otras citas pontificias sobre
esta cuestión:
León XIII: “Cuando María se ofreció a si misma
completamente a Dios junto con su Hijo en el templo, ya estaba compartiendo con
Él la dolorosa expiación a favor de la raza humana. Es seguro, por tanto, que
sufrió en lo más profundo de su alma con los sufrimientos más amargos y los
tormentos de Él. Finalmente, fue precisamente frente a los ojos de María que el
sacrificio divino, por el cual Ella había nacido y alimentado a la víctima,
tuvo que ser consumado; vemos que estuvo Su Madre frente a la Cruz de Jesús (…)
voluntariamente ofreciendo a su Hijo a la divina justicia, muriendo con Él en
su corazón, atravesada con la espada de dolor”. Encíclica Jacunda
Semper, 1894.[6]
San Pío X: “A todo esto hay que añadir, en
alabanza de la santísima Madre de Dios, no solamente el haber proporcionado al
Dios Unigénito que iba a nacer con miembros humanos la materia de su carne con
la que se lograría una hostia admirable para la salvación de los hombres; sino
también el papel de custodiar y alimentar esa hostia e incluso, en el momento
oportuno, colocarla ante el ara. De ahí que nunca son separables el tenor de la
vida y de los trabajos de la Madre y del Hijo.” Encíclica Ad
diem illum, 1904.[7]
Benedicto XV: “El hecho de que Ella estuvo con
su Hijo, crucificado y agonizante, fue de acuerdo al plan divino. Hasta tal
punto entregó sus derechos maternales sobre su Hijo para la salvación del
hombre, y lo inmoló -hasta donde la fue posible- para calmar la justicia de
Dios, que podemos correctamente decir que redimió a la raza humana junto con
Cristo.” Carta Apostólica Inter Sodalicia, 1918.[8]
Pío XI: “O Madre del amor y de la misericordia
quien, cuando vuestro dulcísimo Hijo estaba consumiendo la Redención de la raza
humana en el altar de la cruz, permanecisteis de pie junto a Él, sufriendo con
Él como la Corredentora. (…) Conserva en nosotros, os lo suplicamos, e
incrementa día a día, los frutos preciosos de Su Redención y la compasión de su
Madre.” Oración en la clausura del Jubileo de la Redención, 1933.[9]
Pío XII: “Fue Ella quien, libre de toda
mancha personal y original, unida siempre estrechísimamente con su Hijo, lo
ofreció como nueva Eva al Eterno Padre en el Gólgota, juntamente con el
holocausto de sus derechos maternos y de su materno amor, por todos los hijos
de Adán manchados con su deplorable pecado; de tal suerte que la que era Madre
corporal de nuestra Cabeza, fuera, por un nuevo título de dolor y de gloria,
Madre espiritual de todos sus miembros. (51)” Encíclica Mystici
Corporis, 1943.[10]
No puedo evitar relacionar esta desafortunada salida
bergogliana con la que profiriera un año atrás, el 21 de diciembre de 2018, con
motivo del discurso navideño ofrecido al personal del Vaticano, impugnando
solapadamente la Concepción Inmaculada de María:
“Entonces, ¿quién es feliz en el Belén? La Virgen y
San José están llenos de alegría: miran al Niño Jesús y son felices porque,
después de mil preocupaciones, han aceptado este Regalo de Dios, con tanta fe y
tanto amor. Están “rebosantes” de santidad y, por lo tanto, de alegría. Y me
diréis vosotros: ¡Anda, claro! ¡Son la Virgen y San José! Sí, pero no pensemos
que haya sido fácil para ellos: los santos no nacen, se hacen, y esto vale
también para ellos.”[11]
Así pues, según Francisco, María se caracterizaría
esencialmente por ser una “mujer-madre-mestiza-discípula” -todos atributos de
orden puramente natural y que podrían corresponder a infinidad de personas-,
pero no cabría atribuirle los títulos de Inmaculada -preservada de todo vínculo
con la falta original- ni de Corredentora -cooperadora en la reparación de
dicha falta-, los cuales no merecerían otro calificativo que el de meras
“historias” o “tonteras”…
Todo esto sin poder detenernos como convendría en el
empleo esperpéntico del término “mestizar” aplicado a María en referencia a la
Encarnación. Digamos simplemente que, amén de constituir una novedad absoluta
en materia teológica, la noción de “mestizaje” es totalmente inapropiada, ya
que supone una mezcla o confusión de elementos, cosa que no sucede en
Jesucristo, cuyas dos naturalezas, divina y humana, permanecen perfectamente
distintas, unidas en la persona del Verbo, unidad que la teología denomina
“hipostática”.
Además de ser una palabra que implica la dimensión
generativa, lo cual resulta chocante en alusión a la Santísima Virgen. Sin
dejar de mencionar, por último, ya en un plano de índole política e ideológica,
el “mundialismo” o “globalismo” preconizado sistemáticamente por la ONU -con la
anuencia manifiesta del Vaticano-, una de cuyas características principales es
el “inmigracionismo”, con el consiguiente “mestizaje” y la disolución de la
identidad cultural y religiosa de las naciones occidentales, el famoso
“multiculturalismo”.
Para concluir, añado a continuación un apéndice con un
repertorio de citas tomadas de viejos artículos, a fin de intentar analizar los
despropósitos de Bergoglio en relación a la Santísima Virgen, los que ponen en
evidencia no sólo una grave heterodoxia doctrinal, sino, sobre todo, una muy
perturbadora tendencia al ultraje para con la Madre de Dios…
APÉNDICE
1. María y la Iglesia son defectuosas.
Durante la Audiencia general del 11 de septiembre de
2013, Francisco dijo que María y la Iglesia « tienen defectos », pero
que debemos « comprenderlos » y « taparlos », e incluso,
« quererlos ». Éstas son sus palabras:
« La Iglesia y la Virgen María son madres, ambas; lo
que se dice de la Iglesia se puede decir también de la Virgen, y lo que se dice
de la Virgen se puede decir también de la Iglesia. […] ¿Amamos a la Iglesia
como se ama a la propia mamá, sabiendo incluso comprender sus defectos? Todas
las madres tienen defectos, todos tenemos defectos, pero cuando se habla de los
defectos de la mamá nosotros los tapamos, los queremos así. Y la Iglesia tiene
también sus defectos: ¿la queremos así como a la mamá, le ayudamos a ser más
bella, más auténtica, más parecida al Señor?[12] »
2. María al pie de la Cruz se sintió engañada.
Durante una homilía pronunciada el viernes 20 de
diciembre en la capilla de la Casa Santa Marta, en el Vaticano,
Francisco dió a entender que la Santísima Virgen María experimentó sentimientos
de rebeldía al pie de la Cruz, que fue tomada de improviso por la Pasión de su
divino Hijo, que creyó que las promesas formuladas por el ángel Gabriel el día
de la Anunciación no eran sino mentiras y que, por ende, había sido engañada.
Cito el pasaje:
« Ella estaba silenciosa, pero en su corazón,
¡cuántas cosas le decía al Señor! ¡Tú, aquel día, me dijiste que sería grande;
me dijiste que le darías el trono de David, su padre, que reinaría para siempre
y ahora lo veo aquí! ¡La Virgen era humana! Y tal vez tenía ganas de decir:
¡Mentiras! ¡Me han engañado! »
Estas palabras son sencillamente escandalosas. La
tradición nunca ha atribuido a María sentimientos de revuelta ante el
sufrimiento. Su disposición permanente en toda circunstancia fue la que tuvo el
día de la Anunciación: « He aquí la servidora del Señor, que me
sea hecho según tu palabra. » (Lc. 1, 38) La Iglesia venera a María
como Reina de los Mártires, lo que no habría sido posible si no
hubiese consentido a realizar el infinito sacrificio que Dios le pedía: hacer
entrega de la vida de su divino Hijo con miras a la salvación de la humanidad
caída, y del cual ella era plenamente consciente desde la profecía que le
hiciera Simeón el día de la Presentación del Niño Jesús en el
Templo: « Y a tí una espada te atravesará el alma para que se
descubran los pensamientos de muchos corazones. » (Lc. 2, 35)
Como lo explica San Alfonso María de Ligorio, Doctor
de la Iglesia, en su obra Las glorias de María: « Cuanto
más amaba a Jesús, tanto más su sufrimiento se acrecentaba, al considerar que
debía perderlo por una muerte tan cruel. Cuanto más se acercaba el tiempo de la
Pasión de su Hijo, tanto más desgarraba su corazón de madre la espada de
dolor predicha por Simeón. » (Segunda parte, Primer Dolor) Y
también: « (…) María, quien por amor de nosotros consintió en verlo
inmolado a la justicia divina por la barbarie de los hombres. Los espantosos
tormentos que María padeció, tormentos que le significaron más de mil muertes
(…) Contemplemos unos instantes la amargura de esta pena, que hizo de la divina
Madre la Reina de los mártires, dado que su martirio sobrepasa el de todos los
mártires (…) Como la Pasión de Jesús comenzó a su nacimiento, según San
Bernardo, así María, semejante en todo a su divino Hijo, sufrió el martirio
durante toda su vida. » (Segunda parte, Discurso XI)
Nunca hubo signo alguno de rebeldía ni de ignorancia
en María, sino una completa sumisión a la voluntad divina y una total
conciencia, en su acto libre y voluntario de consentimiento a la inmolación de
su divino Hijo para la salvación de los hombres. Así como Eva fue íntimamente
asociada a la falta de Adán, así también María, la nueva Eva, fue asociada
estrechamente al sacrificio redentor de Jesús, el nuevo Adán, sobre el altar de
la Cruz. Esa es la doctrina tradicional de la Santa Iglesia de Dios, en
conformidad con la revelación divina, en las antípodas de los dichos impíos y
blasfematorios proferidos por Francisco.
3. Francisco acepta los crucifijos marxistas del
comunista Evo Morales…
Francisco recibió de manos del presidente boliviano
Evo Morales un crucifijo en forma de hoz y martillo, al igual que la
condecoración Padre Luis Espinal, insignia honorífica ofrecida por
el Congreso boliviano, sobre la cual también figura el crucifijo blasfematorio
concebido por el jesuita partidario de la revolución marxista, a cuya tumba
Francisco acudió para rendirle homenaje como a un mártir, para recordarlo como
a «un hermano nuestro, víctima de intereses que no querían que se
luchara por la libertad de Bolivia. El P. Espinal predicó el Evangelio y
ese Evangelio molestó y por eso lo eliminaron. […] Que el Señor tenga en su
gloria al P. Luis Espinal que predicó el Evangelio, ese Evangelio que nos trae
la libertad, que nos hace libres[13].» Sobre el crucifijo comunista de Espinal, el director
de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Padre Lombardi, afirmó que el
autor había querido «representar el diálogo con quienes luchan por la
justicia de una manera que sobrepasa las fronteras de la iglesia[14].»
Francisco dijo que el regalo no le había chocado y
explicó que Espinal «era un entusiasta de este análisis marxista de la
realidad, y también de la teología, usando el marxismo. De ahí surgió esta
obra. También las poesías de Espinal son de ese género protesta: era su vida,
era su pensamiento, era un hombre especial, con tanta genialidad humana, y que
luchaba de buena fe. Haciendo una hermenéutica del género, entiendo esta
obra. Para mí no ha sido una ofensa[15].»
Es decir que Francisco no sólo justificó la toma de
posición ideológica de Espinal, así como su obra sacrílega, calificada de
« arte contestatario », una « crítica del cristianismo que hizo
alianza con el imperialismo », en vez de designarla con su verdadero
nombre de « arte blasfematorio », sino que además la elogió,
afirmando que el « teólogo de la liberación » y « mártir »
de la revolución comunista Espinal luchaba « de buena fe », que
« predicaba el Evangelio » y que su escultura es una expresión de
« genialidad humana ».
4. ¡Y los ofrece a la Virgen de Copacabana!
Francisco visitó el santuario de Nuestra
Señora de Copacabana, la Santa Patrona de Bolivia, para ofrecerle las
distinciones recibidas del presidente Morales. He aquí la alocución que dirigió
con motivo de la ofrenda que hizo a María de las dos condecoraciones, incluida
la medalla ornada con el famoso crucifijo comunista del Padre Espinal:
“El Señor Presidente de la Nación en un gesto de
calidez ha tenido la delicadeza de ofrecerme dos condecoraciones en nombre del
pueblo boliviano. Agradezco el cariño del pueblo boliviano y agradezco esta
fineza, esta delicadeza del Señor Presidente y quisiera dejar estas dos
condecoraciones a la Patrona de Bolivia, a la Madre de esta noble Nación para
que Ella se acuerde siempre de su pueblo y también desde Bolivia, desde su
Santuario, donde quisiera que estuvieran […] Recibe como obsequio del corazón
de Bolivia y de mi afecto filial los símbolos del cariño y de la cercanía que
-en nombre del Pueblo boliviano- me ha entregado con afecto cordial y generoso
el Señor Presidente Evo Morales Ayma, en ocasión de este Viaje Apostólico, que
he confiado a tu solicita intercesión. Te ruego que estos reconocimientos, que
dejo aquí en Bolivia a tus pies, y que recuerdan la nobleza del vuelo del
Cóndor en los cielos de los Andes y el conmemorado sacrificio del Padre Luis
Espinal, S.I., sean emblemas del amor perenne y de la perseverante gratitud del
Pueblo boliviano a tu solicita y fuerte ternura[16].”
Recapitulemos : Francisco aceptó un obsequio y
una distinción en los que el Santo Cuerpo de Jesús era profanado de un modo
sacrílego y blasfematorio, agradeció al comunista Evo Morales que se los había
entregado, justificó el « arte contestatario » del jesuita
apóstata Espinal, « artista » del cual efectuó un encendido elogio,
calificándolo de « mártir del Evangelio ». Por último, como frutilla
del postre, decidió obsequiar la abominable medalla a la Madre de Cristo como
un emblema del « amor que le tiene el pueblo boliviano ». En lo que
atañe al crucifijo marxista, del cual dijo que no lo había escandalizado en
absoluto, Francisco explicó a los periodistas que se lo quedaría, llevándoselo
consigo a Roma.
5. María, rebelde a causa del sufrimiento.
Francisco dio a entender que, ante el sufrimiento de
ver a su Hijo en la Cruz, la Virgen podría haber dudado de la promesa que Dios
le había hecho en la Anunciación a través del Angel Gabriel. Es entonces cuando
ella habría pecado contra la fe y, al no consentir libremente el sacrificio de
Jesús, no habría participado en su obra redentora. Peor aún, habría blasfemado,
acusando a Dios de haberla engañado:
Ella estaba silenciosa, pero en su corazón, ¡cuántas
cosas le decía al Señor! ¡Tú, aquel día, me dijiste que sería grande; me
dijiste que le darías el trono de David, su padre, que reinaría para siempre y
ahora lo veo aquí! ¡La Virgen era humana! Y tal vez tenía ganas de decir:
¡Mentiras! ¡Me han engañado![17]
De acuerdo con Francisco, esta actitud de María se
debería al hecho de que no hay respuesta al sufrimiento, lo que habría
provocado su revuelta al pie de la Cruz[18]:
Tantas veces pienso en la Virgen, cuando le han dado
el cuerpo muerto de su Hijo, todo herido, escupido, ensangrentado, sucio. ¿Y
qué hizo la Madre? ‘‘¿Llévatelo?’’. No, lo abrazó, lo acarició. Tampoco la
Virgen comprendía. Porque, en aquel momento, se acordaría de lo que el Ángel le
había dicho: Será Rey, será grande, será profeta, y dentro de sí, con aquel
cuerpo -tan herido, que había sufrido tanto antes de morir- en sus brazos, por
dentro seguramente tendría ganas de decir al Ángel: “¡Mentiroso! Me has
engañado”.
Esta idea no es solamente falsa, contraria a la
revelación divina, sino también lisa y llanamente blasfematoria, ya que es de
fe que María consintió el sacrificio redentor de su Hijo, nuevo Adán, desde el
instante de la Anunciación. Ella no ignoraba los sufrimientos que su
consentimiento libre y lúcido a la obra redentora de Jesús le acarrearía, los
que le habían sido anunciados cuando la presentación del niño Jesús en el
Templo:
Simeón los bendijo y dijo a su madre María: He aquí
que este Niño ha sido puesto para caída y elevación de
muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te
atravesará el corazón, a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos
corazones. (Lc. 2, 34-35)
Francisco desarrolló esa idea, completamente
extranjera al cristianismo, en ese mismo discurso:
Hay también una pregunta cuya explicación no se
aprende en la catequesis. Es la pregunta que tantas veces me he hecho, y tantos
de ustedes, tanta gente se la hace: ‘‘¿Por qué sufren los niños?’’. Y no hay
explicación. (…) No sé qué cosa más decir, de verdad, porque estas cosas me
impresionan tanto. Tampoco yo tengo respuesta. ‘‘Pero es el Papa, ¡debe
saberlo todo!’’. No, no hay respuesta para estas cosas (…).
Verdadero leitmotiv de la
« enseñanza » bergogliana, he aquí otros ejemplos, esta vez
dirigiéndose a niños que lo interrogan acerca del sufrimiento:
Esta pregunta es una de las más difíciles de
responder. ¡No hay respuesta! Hubo un gran escritor ruso, Dostoyevski, que
había planteado la misma pregunta: ¿por qué sufren los niños? Sólo se puede
elevar los ojos al cielo y esperar respuestas que no se encuentran. No hay
respuesta para esto, Rafael[19].
La mujer es capaz de hacer preguntas que los hombres
no terminamos de entender. Presten ustedes atención. Ella hoy ha hecho la única
pregunta que no tiene respuesta. […] La gran pregunta: ¿Por qué sufren los
niños?[20]
Decir a unos pobres niños que no hay respuesta para su
sufrimiento, que el mal es absurdo y gratuito, equivale a decirles que Dios es
cómplice de su dolor puesto que, a pesar de su omnipotencia, no hace nada para
impedirlo. El mensaje es cristalino: se hace a Dios responsable de su dolor ya
que Él rehúsa socorrerlos. En definitiva, Dios sería indiferente al sufrimiento
humano, lo que lo vuelve odioso, cruel y malvado. Las palabras de Francisco son
la negación tácita de la amorosa obra redentora de Nuestro Señor, así como de
la misión por El atribuida a la Iglesia, su Cuerpo Místico, de perpetuar su
obra salvadora a la espera de su segunda venida.
Ese mensaje, para colmo viniendo de quien
supuestamente es el Vicario de Jesucristo en la tierra, es criminal. Y, para
decirlo sin rodeos, lisa y llanamente diabólico…
6. Jesús pide perdón a María y José.
Según Francisco, Jesús tuvo que pedir perdón a sus
padres a causa de su « travesura » en el Templo de Jerusalén. Y sus
padres, naturalmente, le significaron su desaprobación. Manifiestamente,
Francisco tiene el sentido de la oportunidad, ya que tuvo la delicadeza de
hacer este « cumplido » a Jesús, María y José con motivo de la
homilía de la fiesta de la Sagrada Familia, el 27 de diciembre de 2015, en la
basílica de San Pedro. Sepan disculpar la extensión de la cita, pero es
necesaria para poder captar plenamente la gravedad que revisten las palabras
del formidable blasfemador argentino:
« Al final de aquella peregrinación, Jesús volvió
a Nazaret y vivía sujeto a sus padres (cf. Lc 2,51). Esta imagen tiene también
una buena enseñanza para nuestras familias. En efecto, la peregrinación no
termina cuando se ha llegado a la meta del santuario, sino cuando se regresa a
casa y se reanuda la vida de cada día, poniendo en práctica los frutos espirituales
de la experiencia vivida. Sabemos lo que hizo Jesús aquella vez. En lugar de
volver a casa con los suyos, se había quedado en el Templo de Jerusalén,
causando una gran pena a María y José, que no lo encontraban. Por su aventura[22],
probablemente también Jesús tuvo que pedir disculpas a sus padres. El Evangelio
no lo dice, pero creo que lo podemos suponer. La pregunta de María, además,
manifiesta un cierto reproche, mostrando claramente la preocupación y angustia,
suya y de José. Al regresar a casa, Jesús se unió estrechamente a ellos, para
demostrar todo su afecto y obediencia. Estos momentos, que con el Señor se
transforman en oportunidad de crecimiento, en ocasión para pedir perdón y
recibirlo y de demostrar amor y obediencia, también forman parte de la
peregrinación de la familia[23]. »
Estamos ante una versión distorsionada de la Pérdida y
el Hallazgo del Niño Jesús en el Templo. Bien sabemos que la respuesta de
Nuestro Señor a la Virgen y a San José fue muy distinta y que, lejos de serle
necesario pedir disculpas, recordó su deber de « ocuparse de las cosas de
Su Padre ». Sabemos igualmente que la Virgen « guardaba estas cosas
en su corazón ». Esta ocurrencia bergogliana, sin precedentes en los
anales cristianos, de pretender presentar a Jesús como si hubiese sido un niño
« travieso », es de una impiedad tal que hiela la sangre…
7. María desobedece y engaña a San Pedro.
El 15 de agosto de 2013 Francisco visitó la comunidad
de Clarisas contemplativas del monasterio de Albano. Allí explicó a las
religiosas, en un tono pretendidamente humorístico, que María se había rebelado
contra San Pedro, le había desobedecido y, a hurtadillas, durante el transcurso
de la noche, sin nadie que pudiera verla, había conseguido que todo el mundo se
salvara:
« Radio Vaticana[24] conversó
con dos de las religiosas [clarisas, del monasterio de Albano] que estuvieron
en el encuentro de casi 45 minutos con el Santo Padre. La Madre Vicaria, Sor
María Concetta, dijo que el Papa “estaba tranquilo, distendido como si no
tuviera nada que hacer o como si no pensara en alguna cosa. Nos ha hablado -de
un modo que nos tocó mucho- de María, en esta Solemnidad de la Asunción, porque
la mujer consagrada es un poco como María. Nos ha contado una bella historia
que nos ha hecho reír a todos, incluso a él mismo: María está en el Paraíso;
San Pedro no siempre abre la puerta cuando llegan los pecadores y por eso María
sufre un poco, pero se queda quieta. Y en la noche, cuando se cierran las
puertas del Paraíso, cuando nadie ve u oye nada, María abre la puerta del
Paraíso y hace entrar a todos[25].” »
Visiblemente, Francisco se complace y se regocija
injuriando a la Madre de Dios. Para él, Nuestra Señora se habría arrogado el carácter
de una especie de « tribunal de apelación » subrepticio a las
sentencias divinas. Estamos ante otra blasfemia inaudita, maliciosamente
disfrazada de humor, y que hizo un daño enorme a las almas de las religiosas,
como puede verse por el comentario de la Madre Vicaria.
8. María llama mentiroso a Dios.
Nuestra Señora, al pie de la Cruz, se habría sublevado
contra Dios, tildándolo de mentiroso. Éstas son sus declaraciones, efectuadas
el 20 de diciembre de 2013, con motivo de una homilía dada en la Casa
Santa Marta:
« Ella estaba silenciosa, pero en su corazón,
¡cuántas cosas le decía al Señor! ¡Tú, aquel día, me dijiste que sería grande;
me dijiste que le darías el trono de David, su padre, que reinaría para siempre
y ahora lo veo aquí! ¡La Virgen era humana! Y tal vez tenía ganas de decir:
¡Mentiras! ¡Me han engañado![26] »
Francisco reiteró esta odiosa afrenta hacia la madre
de Jesús en numerosas ocasiones. Veamos lo que dijo el 29 de mayo de 2015,
nuevamente durante un sermón pronunciado en Santa Marta:
« Muchas veces pienso en la Virgen, cuando le dieron
el cuerpo muerto de su Hijo, tan destrozado, escupido, ensangrentado, sucio.
¿Qué hizo la Virgen? ¿Lleváoslo? No, lo abrazó, lo acarició. Tampoco la Virgen
lo entendía. Porque, en aquel momento, se acordaría de lo que el Ángel le había
dicho: Será Rey, será grande, será profeta, y dentro de sí, con aquel cuerpo
-tan herido, que había sufrido tanto antes de morir- en sus brazos, por dentro
seguramente tendría ganas de decir al Ángel: “¡Mentiroso! ¡Me has engañado!”[27]. »
Procuremos descifrar el mensaje que Francisco nos
transmite a propósito de la Madre de Dios y Reina de los Ángeles. De acuerdo
con su visión, María no comprende lo que le sucede a Jesús, María no entiende
el sentido de su sufrimiento, María al pie de la Cruz se rebela contra Dios en
su corazón, piensa que ha sido engañada por el ángel Gabriel en la Anunciación,
no consiente libre y lúcidamente el sacrificio redentor de su Hijo; por
consiguiente, María no es Nuestra Señora de los Siete Dolores ni la Reina de
los Mártires. María, evidentemente, no comprendió la profecía de Simeón durante
la Presentación del Niño Jesús en el Templo, no sabe por qué está allí y
desconoce el sentido de su misión. En definitiva, María ignora cuál es el papel
que le corresponde en el plan de la salvación…
Ésta es la versión bergogliana del rol desempeñado por
Nuestra Señora el Viernes Santo, en el Calvario, al pie de la Cruz, cuando se
realizaba la Redención del género humano. Esta versión inaudita del papel que
le correspondió a María en la Pasión de Jesús es sencillamente
luciferina. Y me atrevo a decir que el hecho de no percatarse de ello
constituye un signo inequívoco de ceguera espiritual.
Sin embargo, la obsesión blasfemadora de Francisco no
se detuvo ahí. ¿Y por qué tendría que haberlo hecho? Puesto que nadie lo
enfrenta y que visiblemente este hombre carece de todo temor de Dios… En
efecto, de acuerdo con su peculiar exégesis bíblica, la Santísima Virgen María
no habría sido la única que habría blasfemado contra Dios: su divino Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo en persona, no se habría quedado atrás. Éstos son sus
dichos del 30 de septiembre de 2014 durante un sermón en Santa Marta:
« Jesús, cuando se lamenta -‘‘Padre, ¡por qué me has
abandonado!’’- ¿blasfema? El misterio es éste. Tantas veces yo he
escuchado a personas que están viviendo situaciones difíciles, dolorosas, que
han perdido tanto o se sienten solas y abandonadas y vienen a lamentarse y
hacen estas preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué? Se rebelan contra Dios. Y yo digo:
‘‘Sigue rezando así, porque también ésta es una oración’’. Era una oración cuando
Jesús dijo a su Padre: ‘‘¡Por qué me has abandonado!’’[28]. »
Así pues, de acuerdo con Francisco, Jesús y María se
sublevaron contra Dios. Y en su desamparo, blasfemaron. Pero eso, no obstante,
fue una verdadera plegaria de su parte, a no dudarlo. Por lo cual
Francisco estimula a la gente angustiada por el sufrimiento a seguir el ejemplo
de Jesús y de María, sublevándose ellos también contra Dios, blasfemando ellos
también contra Dios, contra ese ser malvado y cruel que se desentiende del
sufrimiento humano, el cual es, obviamente, absolutamente gratuito e
incomprensible…
Francisco nos explica así que, en el preciso momento
en el cual nuestro divino Salvador realizaba la redención del género humano a
través del sacrificio voluntario de su vida en el altar de la Cruz, Él habría
blasfemado contra su Padre, rebelándose contra su designio salvífico. Y que, al
mismo tiempo, Nuestra Señora, en vez de asociarse de manera lúcida y libre al
sacrificio redentor de su Hijo, también habría blasfemado contra la voluntad de
Dios, estimándose engañada por la promesa que el ángel Gabriel le había hecho
en la Anunciación acerca de la misión de Jesús.
El momento crucial de la historia de la salvación
se vuelve así, de acuerdo con el relato inaudito que propone Francisco, un acto
de revuelta y de blasfemia contra Dios, de modo tal que el nuevo Adán y la
nueva Eva en el Calvario no se habrían conducido mejor que nuestros primeros
padres, quienes actuaron bajo el influjo del demonio en el Paraíso terrenal
cuando consumaron la falta original. La salvación, entonces, no se habría
distinguido esencialmente de la caída, dado que la revuelta contra la voluntad
divina habría constituido el común denominador y que Satanás habría
estado presente en el origen de esos dos momentos decisivos de la historia de
la humanidad.
Ésa es la doctrina que Francisco propone a los
creyentes: luciferianismo en estado puro. Esto podrá parecer
excesivo a algunos, pero, habida cuenta de sus incesantes herejías y de sus
espantosas blasfemias, me parece que no queda otro calificativo disponible.
Además, esto no debería sorprendernos demasiado: ¿acaso Nuestro Señor en
persona no nos advirtió, en su discurso escatológico, que el poder de engaño
del que dispondrían los falsos profetas que precederán su segunda venida será
tal que, de ser posible, engañarán aun a los elegidos?[29]
Alejandro Sosa Laprida
[1] http://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2019/documents/papa-francesco_20191212_omelia-guadalupe.html
[4] https://infovaticana.com/2019/12/13/el-papa-descarta-como-tonteria-proclamar-a-maria-corredentora/
[6] http://w2.vatican.va/content/leo-xiii/it/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_08091894_iucunda-semper-expectatione.html
[8] https://www.mercaba.org/FICHAS/MAR%C3%8DA/corredentora_respuestas_objeciones.htm (5ta
objeción) – http://www.fundacionspeiro.org/verbo/2006/V-447-448-P-609-620.pdf (nota
14)
[10] http://www.vatican.va/content/pius-xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_29061943_mystici-corporis-christi.html
[11]http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2018/december/documents/papa-francesco_20181221_dipendenti-vaticani.html
[12] http://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2013/documents/papa-francesco_20130911_udienza-generale.html
[13] http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/july/documents/papa-francesco_20150708_bolivia-espinal.html
[14] http://www.zenit.org/fr/articles/bolivie-la-croix-sculptee-dans-un-marteau-sur-une-faucille-explications
[15] http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/july/documents/papa-francesco_20150712_paraguay-conferenza-stampa.html
[16] http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/july/documents/papa-francesco_20150710_bolivia-virgen-de-copacabana.html
[19] http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/may/documents/papa-francesco_20150511_bambini-la-fabbrica-della-pace.html
[20] http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/january/documents/papa-francesco_20150118_srilanka-filippine-incontro-giovani.html
[21] https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/january/documents/papa-francesco_20150119_srilanka-filippine-conferenza-stampa.html
[22] Francisco empleó
el término italiano scappatella, cuyo significado es desliz, travesura.
La definición del diccionario italiano es la siguiente: « Lieve
trasgressione ai doveri morali e di fedeltà, soprattutto a quelli
coniugali », es decir, que la noción de transgresión moral y de ruptura
de la confianza es inherente al sentido de este vocablo: http://dizionari.corriere.it/dizionario_italiano/S/scappatella.shtml
También conlleva la idea de falta de reflexión y de
ligereza: « Trasgressione temporanea e non grave di principi
comunemente accettati; azione compiuta con leggerezza e sventatezza:
scappatelle da ragazzi »: http://dizionario.internazionale.it/parola/scappatella.
Huelga decir que aplicar tales nociones al
comportamiento de Nuestro Señor es algo completamente inaceptable y
escandaloso. Y que quien lo haga sea nada menos que el supuesto Vicario de
Jesucristo en la tierra y Sucesor de San Pedro, es algo sencillamente
inconcebible y manifiestamente diabólico…
[23] http://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2015/documents/papa-francesco_20151227_omelia-santa-famiglia.html
[24]http://it.radiovaticana.va/storico/2013/08/15/il_papa_alle_clarisse_se_pietro_chiude_le_porte_del_paradiso%2C_maria/it1-719819
[25] https://www.aciprensa.com/noticias/si-san-pedro-cierra-puertas-del-cielo-maria-las-abre-dice-el-papa-a-religiosas-de-clausura-17043/
[27] http://caminocatolico.org/home/papa-francisco/15437-papa-francisco-con-ninos-gravemente-enfermos-por-que-sufren-los-ninos-es-un-misterio-se-debe-llamar-a-dios-como-el-nino-llama-a-su-papa-y-dice-por-que-por-que
[28] http://www.news.va/es/news/evitar-lamentos-teatrales-y-rezar-por-quien-sufre – https://w2.vatican.va/content/francesco/it/cotidie/2014/documents/papa-francesco-cotidie_20140930_preghiere-al-buio.html
[29] Para mayor
información sobre las innumerables herejías y blasfemias de Francisco, se
pueden consultar los libros Tres años con Francisco: la impostura
bergogliana y Cuatro años con Francisco: la medida está
colmada, publicados por las Éditions Saint-Remi en cuatro
idiomas (castellano, inglés, francés e italiano):
http://saint-remi.fr/es/livres/1436-tres-anos-con-francisco-la-impostura-bergogliana.html
http://saint-remi.fr/fr/anti-liberalisme/1497-cuatro-anos-con-francisco-la-medida-esta-colmada.html
http://saint-remi.fr/fr/35-livres#/filtre_auteur-miles_christi
Al igual que el libro Con voz de dragón.
Francisco: ¿Vicario de Cristo o Precursor del Anticristo?, publicado
por Cruzamante en 2017:
https://www.catolicosalerta.com.ar/bergoglio2018/con-voz-de-dragon-tapa-y-contratapa.pdf
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