miércoles, 31 de julio de 2019

JEAN BERNARD Y S.S. PAPA PÍO XII


Y LA BIOÉTICA



¿Y EL ALMA? PREGUNTA BRÍGIDA.

RUEGO  DE  LOS  INVESTIGADORES

SEÑOR, he aquí el ruego de los que se dedican a la investigación, de los que buscan conocer los misterios de la vida, de la enfermedad y de la muerte. Muchos de ellos quedarán por siempre impenetrables. Otros TÚ nos permites que los aclaremos poco a poco.
  Allí están, inclinados en sus mesas de trabajo, vestidos con ropas blancas, en claras salas pobladas por extraños aparatos.
  Están los que son hijos de vuestro Espíritu; los que sueñan con el Premio Nobel y con las Academias; los que intentan arrancárselo al camarada; los que en su orgullo quieren triunfar sobre TÍ, también sabrán éstos un día que TÚ estabais en ellos.
  Rodeados por animales, vuestras criaturas igualmente; los conejos, los cobayos, los pollos, las lauchas negras, venidas de Inglaterra y que nos cuesta tanto mantenerlas vivas; y las ratas grises, salvajes, tan enamoradas de su libertad que mueren cuando las enjaulamos.
  Allí están los que acumulan notas y fichas; los que un día, por fin, descubren algo; los que a los 20 años encontraron un indicio, y que desde entonces vivieron alrededor de él, seguidores en una pista circular sin término; están aquellos que cada vez que creyeron encontrar la verdad, ésta se las escapaba sin dejarse atrapar.
  Allí permanecen, caminan, sueñan con estos cuerpos de niños que tienen a su cargo; con el pequeño Miguel, a quien esperaban salvar, que agradecía con tanta bondad cada vez que se lo atendía. Con Chantal, que tenía 2 años y cabellos rubios; con Gerardo y con Cristian que parecían sacados del altar de la iglesia de Saint Etienne du Mont; con Luciana, con Juan Pedro, que murieron como los otros.
  SEÑOR, tened piedad de nosotros los investigadores, dános el coraje necesario para aceptar los errores, resistir a las injusticias y a las discordias.
  Dádnos la fuerza necesaria para recomenzar cuando constatamos que nos hemos equivocado.
  Puesto que TÚ revelarás un día, estos secretos, porqué no hacernos ya entrega de este Don, iluminando como con lenguas pentecostales, al que trabaja, al que largamente ha estudiado, expoliado, vivido su misterio; que ha leído los libros y las revistas, escritos por los turcos, los zeelandeses, los argentinos.
  Está el que encontrará en sí mismo la idea nueva o que de pronto comprenderá la importancia del accidente que le mostrarás y que por TÍ, para TÍ, dará la vida a Miguel, Chantal y a los otros.
  Las causas de los descubrimientos son múltiples:  
                                  LA PRIMERA ES LA GLORIA DE DIOS

                                                                                                                Dr. Jean Bernard
                                                                                             (de la Academia de Francia- 1984)
    



La noticia es bien reciente: el médico francés Jean Bernard falleció en París el pasado 17 de abril, a los 98 años de edad. Destacó como uno de los pioneros de la bioética en Francia, uno de los mayores expertos en leucemias infantiles y, sobre todo, como uno de los grandes impulsores mundiales de la hematología como disciplina separada de la cardiología. En 1931, de hecho, fundó con Paul Chevallier la primera sociedad científica del mundo dedicada al estudio de las enfermedades de la sangre. Entre sus grandes logros científicos, Bernard fue el primero en determinar el carácter neoplásico de la leucemia, descubrió la eficacia de la rubidomicina (con la que obtuvo las primeras remisiones de la leucemia) y describió en 1932 la utilidad de la radioterapia en dosis altas para el tratamiento del linfoma de Hodgkin.
Interesado desde muy joven por la poesía y por el teatro, Jean Bernard escribió también numerosas obras de bioética, filosofía y ensayo literario, como Grandeurs et tentations de la médecine(1973), L’homme changé par l’homme (1976), L’enfant, le sang et l’espoir (1984), Le sang des poètes (1996) o Si Hippocrate voyait ça! (2003). No es de extrañar, pues, que desde 1975 ocupara un sillón como académico de número en la Académie Française (equivalente a nuestra Real Academia Española).
Pero hoylos estudiantes de medicina y los médicos jóvenes recuerdan su nombre, sobre todo, porque en 1948 describió con Jean-Pierre Soulier el síndrome de Bernard-Soulier(«Sur une nouvelle variéteé de dystrophie thrombocytaire hémorragipare congénitale», Semaine des Hôpitaux de Paris, 1948; 24: 3217-23), y dos años después describió en solitario el síndrome hemolítico hereditario que hoy llamamos síndrome de Bernard («L’hémolyse aiguë familiale», Sang, 1950; 21: 206-90).
Jean Bernard (1907-2006), descanse en paz.
Fernando A. Navarro

JEAN SOULIER, EL PRIMERO; JEAN BERNARD EL PENÚLTIMO A LA DERECHA




Jean Bernard (1907-2006)
Abril 1, 2006
A la avanzada edad de 98 años falleció en París el lunes 17 de abril el mundialmente famoso hematólogo y oncólogo francés, profesor Jean BERNARD.
Por sus desempeños como médico, investigador y escritor le corresponde un lugar señalado en la historia de la medicina del siglo XX.
Fue discípulo del liceo Louis-le-Grand en París, se graduó de médico en La Sorbona en 1926 y fue Interno del Hospital Claude Bernard en 1933, pero la mayor parte de su carrera la llevó a cabo asociado al Hospital San Luis  (conocido internacionalmente por ser históricamente la sede de la escuela de dermatología francesa, y por el notable edificio que data de la época de Enrique IV). 
Fue influenciado en su formación médica y científica por el pediatra Robert Debré, por el hematólogo Paul Chevallier y por el bacteriólogo del Instituto Pasteur, Gaston Ramon.
Durante la II Guerra Mundial se involucró en la resistencia y fue hecho preso por los alemanes, en la prisión de Fresnes, donde concibió su libro de poesía, “Survivance”.
Tomó un gran interés en la leucemia, considerada como un cáncer de los tejidos donde se producen las células sanguíneas.  
Su dedicación a estudiar a fondo la enfermedad y la manera de curarla se desprende de su negativa a aceptar la muerte de los niños afectados por la enfermedad, “Mientras más la veía, más escandalosas me parecían la enfermedad y la muerte de un niño”.
En 1950 describió una leucemia inducida por el benceno, en trabajadores expuestos a ese químico.
Su dedicación a encontrar un tratamiento efectivo contra la enfermedad lo llevó a identificar la rubidomicina para tal propósito, obteniendo con ella remisiones cada vez más estables, prolongadas y finalmente definitivas.
El síndrome de hemorragia famiIiar aguda  (con plaquetas gigantes y trombocitopenia) fue descrito por él y lleva su nombre, junto con el de Soulier (Síndrome de Bernard Soulier).
En 1954 es nombrado Director del Centro de Investigaciones Experimentales sobre la Leucemia y Enfermedades de la Sangre.
Fue elegido miembro de la Academia de Ciencias de Francia en 1972  (que presidió en 1984) y de la Academia de Medicina en 1973 (que presidió de 1982 a 1984).  Presidió también el Instituto Nacional de Salud y de la Investigación Médica (INSERM) de 1967 a 1980. 
Recibió el Doctorado Honoris Causa de una docena  de universidades extranjeras (Innsbruck, Lieja, Lisboa, Lovaina, Mendoza, Montevideo, Salónica, Santiago, Sherbrooke, Sofía, Río de Janeiro).
Su pensamiento lo caracterizó como uno de los grandes humanistas contemporáneos, centrando su interés en la ética, por “la ausencia total de progreso de la sabiduría frente a los prodigiosos progresos de la ciencia y de las técnicas”.
Paralelamente a sus logros en el campo de la medicina, Jean Bernard fue un prolífico escritor, no sólo de libros y monografías médicas (14 de ellos), sino de libros de filosofía y poesía, lo que le valió ser electo a la Academia Francesa en 1975, en el sillón de Marcel Pagnol, convirtiéndose así en miembro activo de lo que los franceses consideran el club de “los inmortales”.
Posteriormente, en 1983, es nombrado presidente del Comité Consultivo Nacional de Ética de la Vida y la Salud.
Todos esos maravillosos logros en el campo de la medicina, de la investigación y de las letras, unidos a su longeva existencia le permitió acumular honores, pero mantuvo siempre una gran humildad frente a los misterios de la vida.
El juicio del presidente de la república, Jacques Chirac, sobre sus logros, es especialmente apropiado cuando afirma,  “el profesor Jean Bernard ha mantenido vivo el principio moral esencial, demostrado por la medicina de la sangre, que cada ser humano es único en el mundo, irremplazable, diferente de todos los otros y de aquellos que lo han precedido”.
Una de sus citas más difundidas reza así:  “Según el lugar de su nacimiento, el hombre vive bien, vive mal, o no vive”. Es un azar que nos marca indefectiblemente para toda la vida.
He sido por años asiduo lector de sus libros y cuando leí su autobiografía me emocionaron sus recuerdos del Hospital San Luis, pues era la imagen especular de lo que tantas veces había oído de labios de mi tío materno, doctor Martín Vegas, quien realizó allí sus estudios de postgrado en dermatología, muy poco tiempo antes del arribo de Jean Bernard.  
Tanto así que le escribí una breve carta felicitándolo por tan interesante publicación; a vuelta de correo tenía su contestación manuscrita donde aludía su lucha  por darle conciencia a la ciencia y alma a la medicina, frase que tomé para iniciar mi escrito sobre las grandes paradojas de la medicina actual, pues define con precisión y lucidez los más graves problemas que enfrentamos en esas importantes  ramas de los conocimientos.
La desaparición física del gran maestro de la medicina contemporánea Jean BERNARD es una pérdida para la humanidad, y su figura se hace todavía más irremplazable que la de otros mortales.
Profesor Francisco Kerdel-Vegas MD
Académico de Número, Academia Nacional de Medicina de Venezuela
Académico Honorario, Academia Nacional de Medicina de Colombia


Comentario
Tuve el honor de conocer y tratar muchas veces al profesor Jean Bernard en el Institut de Pathologie Cellulaire en Kremlin-Bicêtre y luego en Pitié-Salpétrière donde él y el profesor Marcel Bessis fundaron el Instituto de Hematología Geográfica que sucedió al primero al jubilarse Bessis del INSERM.
En 1975 estuve un año con Bessis y como en el Instituto que dirigía era la sede de Revue d´Hematologie Francaise y deBlood Cells, publicaciones que ambos dirigían, allí concurría Bernard con gran frecuencia y había numerosos coloquios.
También ví a Bernard en St. Louis y en ambos centros académicos él y Bessis me honraban sentándome con los profesores en primera fila, a la usanza tradicional francesa.
Me cupo el privilegio de ser el primero en describir la ultraestructura de las plaquetas del síndrome de Bernard-Soulier.
Sin duda ha desaparecido uno de los más destacados “inmortales” de la Academia de Francia.
Jorge E Maldonado MD, PhD
Profesor Titular de Medicina Mayo Medical School (1976)
Profesor Visitante Universidad de Paris V (1975)
Académico de Número, Academia Nacional de Medicina de Colombia.
© EMSA    ILADIBA    ABRIL 2006

Jean A. Bernard (26/03/1907, Paris — 17/04/2006, Paris), hematólogo francés, profesor y director del Instituto de Leucemia de la Universidad de París, describe por primera vez esta entidad fisiopatológica. Sus notas se basan en el estudio de 12 pacientes, mujeres que presentaron anemia ferropénica idiopática. Posteriormente observó que estas anemias eran secundarias a hemorragias por automutilaciones. Las mismas tenían entre 20 y 42 años de edad, con un nivel intelectual medio o alto y profesiones sanitarias (enfermeras, ayudantes de laboratorio...), las caracteriza una marcada hiperactividad laboral e insatisfacción personal y socioafectiva que les lleva a una incapacidad de experimentar emociones. Un curioso dato es que como antecedente en común, un elevado porcentaje de ellas presentó conducta anoréxica en la pubertad.
En 1967, Jean Bernard sistematizó este síndrome al que dio el nombre de la heroína de Jules Amédée Barbey d`Aurevilly, el Síndrome de Lasthénie de Ferjol. Barbey D’Aurevilly (Novelista de estilo decadentista y crítico literario, nacido en el siglo XIX) escribe en 1882 un pequeño relato que titula "Una historia sin nombre", situando el relato en la Francia de finales del siglo XVIII, en una noble mansión donde viven tres mujeres, la baronesa de Ferjol, viuda, su vieja sirvienta Agata y la hija de la baronesa, la joven adolescente Lasthénie.
Esa “historia sin nombre”, paradójicamente, había bautizado décadas después una entidad mórbida, una enfermedad hasta entonces desconocida. De hecho el nombre de la protagonista Lasthénie más parece un juego semántico del autor para definir una entidad mórbida, sobre la que descansa la identidad del personaje.
Lasthénie habia estado sangrando, pinchándose con un alfiler repetidamente bajo los pechos en los últimos meses y provocándose pequeñas pero continuas hemorragias. Cuando la madre descubre este hecho ya es tarde, Lasthénie agoniza y muere. Lasthénie, a través de esa actitud de mortificación del cuerpo hace suya la frase de que “para ser querido hay que estar enfermo”, en la medida en que esta situación logra evitar el rechazo de su madre.
Se dice que en un viaje en tren, este hematólogo leyó el libro de d’Aurevilly y pensó en las similitudes que había entre la protagonista de la obra y algunas de sus pacientes.
Precisamente esta es una de las cosas que adoro del arte, su capacidad de innovación, de adelantarse a los hechos futuros, se sentar el camino por el cual recorrer; y aunque no se recorra siempre terminaremos allí donde comenzamos. La ciencia y las actividades humanas están plagadas de símbolos artísticos, y es que esa es la forma predilecta del ser humano de expresarse.
¿Y que es el arte?, pues no es mas que expresión, la manera de expresar los sentimientos humanos; sea por la música, pintura, escultura, teatro, cine, literatura e incluso actividades que han sido tratadas como un arte como la gastronomía, modas, carpintería, herrería, medicina, jardinería e incluso la guerra.
1. Barbey D’Aurevilly A. Oeuvres. París: Gallimard.
2. Bernard J, Nasean Y, Alby N, Rain JD. Les anémies hypocromes dues a des hémorragies volontairement provoquées. Síndrome de Lasthénie de Ferjol. Presse Méd. 1967:75;2087-90.
3. Gosselin JY, Delage JM, Pomerleau G. Lasthénie de Ferjol syndrome: psychopathological approach. Can Psychiatr Assoc J. 1968:13;547-51.
4. Gabaldón S. Mortificación del cuerpo femenino: Las heroínas sangrantes en la literatura francesa. Cuadernos de Estudio y Cultura de la ACEC. 2005:21- 22:169-80.







JEAN BERNARD- DIVERSIDAD HUMANA
III- ELOGIO DE LA DIVERSIDAD 

 Las dos diversidades. Diversidad nerviosa.- el mono y el leopardo.
   “Esta diversidad de la que se os habla tanto, mi vecino Leopardo la tiene sobre sí, solamente yo la tengo en el espíritu..
  El mono tenía razón;" no es sobre el traje que me gusta la diversidad, es en el espíritu.”
  Éste es iracundo; aquél es dulce. Tal es jovial. Tal es sombrío
  Y todavía La Fontaine, que fue uno de los primeros, y mucho antes que los biólogos, reconoció nuestra diversidad.
  “Todo en todo es diverso. Quítese de la cabeza la idea de que exista un ser que haya sido combinado sobre el vuestro”.  
  Esta diversidad define a cada uno de nosotros a lo largo de todo el día, a lo largo de todo el año, a lo largo de toda la vida. A lo largo de toda la vida, con, vuelta a vuelta, el niño se abre al mundo exterior, aprendiendo; el adulto produciendo, creando, descubriendo, el anciano prudente, actuando en función de experiencia. Los tres a la vez diversos y únicos.
  Por un lado, estas primeras verdades conocidas por todos. Por el otro, nuestra ignorancia. Nuestra ignorancia de correspondencias existentes entre esta evidente diversidad y una eventual diversidad de la anatomía, de la química, de la física del cerebro.
   En efecto, desde hace mucho tiempo se admite que la forma, las dimensiones del cerebro tienen caracteres esenciales interviniendo en la definición de las especies.
  Por supuesto, algunos cambios del cerebro ligados a las mutaciones, a las diversidades de comportamientos, son conocidos.
  Así, a lo largo de toda la vida y desde el nacimiento, la disminución del número de neuronas.(...

3. LA DIVERSIDAD. CONDICIÓN PARA SOBREVIVIR.
Desde Montaigne y Gide a los racistas y a los amantes de los robots.
Por un lado Montaigne y Gide.
  Montaigne : "Realmente, el hombre es un sujeto maravillosamente vano, diverso y ondulante.”
  Gide : ”¿Me persuadía que cada ser tenía un rol sobre la tierra, el suyo precisamente y que no se parecía a ningún otro? La verdad es que yo estaba embriagado por la diversidad de la vida que comenzaba a aparecerme y por mi propia diversidad.”
   Por otro lado, los racistas y los amantes de los robots.
  Los racistas: Han esperado mucho tiempo el socorro de la genética y la descripción de grandes conjuntos homogéneos e idénticos. Todos los Negros pertenecerían al grupo sanguíneo B. Todos los amarillos al grupo A.
  Decepcionados, desilusionados, por el progreso de la biología, propusieron otro método. A una primera clase pertenecen los hombres muy poco numerosos que han recibido buenos genes y que son los que deben decidir la suerte del mundo, imponer, gobernar (los autores de esta clasificación se colocan modestamente entre éstos).  (subrayado mío)
En una segunda clase, muy numerosa, se encuentra el resto de los hombres, los que han recibido genes inferiores. Están destinados a ser los esclavos de los hombres de la primera clase; esos deben obedecer y servir.
  Los amantes de los robots desean una humanidad uniforme. Los hombres, todos iguales, obedeciendo a algún Gran Hermano, cumpliendo los mismos trabajos, sufriendo todos las mismas enfermedades, recibiendo los mismos medicamentos...
 LAS DIVERSIDADES PROTECTORAS: Racistas y amantes de los robots están equivocados.  La biología moderna confirmó las observaciones de los moralistas y reconoció LA IMPORTANCIA DE LA DIVERSIDAD. (mayusc.y subray. míos) (....)

 Durante mucho tiempo, en efecto, se han percibido únicamente las consecuencias felices de estos progresos. Más tarde aparecen los resultados eventualmente funestos de los mismos progresos: el genio genético puede  forzar a honestos colibacilos a transportar un virus del cáncer; con los avances  de la informática, de la electromecánica, decenas de millares de hombres quedan sin empleosUn dictador introduciendo discretamente tal modificador del sistema nervioso en la alimentación puede transformar su pueblo, según las necesidades de su política, en sesenta millones de tigres, o sesenta millones de ovejas. La fisión del átomo puede ser responsable de la muerte de millones de seres humanos.
    Es pues muy importante, al mismo tiempo que se aceleran las aplicaciones benéficas de los descubrimientos, limitar o evitar sus consecuencias peligrosas.

del diálogo entre un filósofo y un biólogo
  (...)El filósofo.Emotiva presunción. Podía justificarse a principios de este siglo, en el tiempo del cientifisismo triunfante. Del tiempo del cientifisismo triunfante, hemos llegado al tiempo de las consecuencias absurdas del progreso de la ciencia. Absurdo inocente como el del heroico Armstrong llegando a la luna (y cuántas miserias se podrían haber aliviado con el dinero gastado): Absurdo peligroso; los descubrimientos de los físicos conducen desde 1945 a Hiroshima y quizá más tarde a la destrucción de la humanidad, Absurdo incierto pero bien inquietante, el de estas jóvenes mujeres que venden, en el momento de concebirlo a su hijo, el hijo de su óvulo, de su útero; el de estos sabios que para curar o prevenir eventuales enfermedades, están dispuestos a cambiar , unos, el patrimonio genético; los otros el cerebro; unos y otros la persona humana.
    Hace un rato alababas los hechos y su valor. Son hechos que te aporto. El absurdo es lo propio del hombre, lo propio del hombre de nuestro tiempo. La razón es sólo un método.


                         SU VIDA HA SIDO UNA LUCHA PARA DAR CONCIENCIA 
                               A LA CIENCIA Y ALMA A LA MEDICINA.  
La desaparición física del gran maestro de la medicina contemporánea Jean BERNARD es una pérdida para la humanidad, y su figura se hace todavía más irremplazable que la de otros mortales. (Profesor Francisco Kerdel-Vegas)
Sin duda ha desaparecido uno de los más destacados “inmortales” de la Academia de Francia.(Jorge Maldonado, MD)

1949-PÍO XII- LA VERDAD SOBRE EL DESVELO
DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO POR LA MORAL,
LA ÉTICA Y LA BIOÉTICA HASTA LA MUERTE DE
S.S. PÍO XII EN 1958

S:S:PÍO XII
La bioetica è senza dubbio una disciplina “giovane”, eppure è già possibile – ed anzi opportuno – ricostruirne non solo la storia, ma altresì quella che potremmo a buon diritto definire la “preistoria”, ovvero i contribuiti anteriori agli anni ’70. In quest’ottica gli interventi svolti da papa Pacelli durante gli anni del suo pontificato (1939-1958) risultano particolarmente significativi ed una loro ricostruzione analitica consente di mettere a fuoco alcuni problemi classici del dibattito bioetico: dalle questioni generali dell’antropologia medica alle problematiche legate alla vita nascente (procreazione, contraccezione, metodi di regolazione delle nascite, aborto, sterilizzazione, fecondazione e inseminazione artificiali), dalle questioni bioetiche “durante la vita” (parto naturale e indolore, ricerca medica e sperimentazione sull’uomo, psichiatria e psicologia, genetica ed eugenetica, amputazioni e trapianti, chirurgia estetica, analgesia) alle problematiche legate al fine vita (rianimazione e eutanasia).
A tale magistero è dedicato lo studio di Stefano MentilLa riflessione bioetica di Pio XII, per i tipi delle Edizioni Meudon, promosse dal Centro Studi Jacques Maritain. Per gentile concessione dell’Autore, offriamo ai naviganti di questa pagina web l’indice e la prefazione al volume, a firma Antonio da Re, oltre all’introduzione dell’Autore. «Mettendosi sul loro piano tecnico-scientifico, nei più svariati settori della medicina e della chirurgia, Pio XII raggiunse il possesso non soltanto dell’esattezza dell’impostazione sostanziale dei problemi di fondo, ma pure la precisione nella terminologia». «L’attenzione alla professione medica, allo sviluppo della ricerca biomedica, alla necessità di una visione totale della persona umana e alla novità di soluzioni scientifiche e problemi etici sono tutti addentellati che confermano la modernità – intesa quale innovazione – e l’originalità della riflessione di papa Pacelli e del metodo utilizzato per svilupparla».
STEFANO MENTIL è laureato in Scienze storiche e filosofiche all’Università degli Studi di Udine. Da anni collabora con l’Istituto Jacques Maritain ed è segretario di redazione di “Anthropologica. Annuario di studi filosofici”. In precedenza ha collaborato con il Comitato etico dell’Ospedale di Udine. Nel 2016 ha vinto la terza edizione di “PreGio – La bioetica per i giovani”, indetto dalla Consulta di Bioetica Onlus.

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Leonardo M. Macrobio PÍO XII Y LA BIOÉTICA 1. Introducción Pudiera parecer extraño que se vincule, en un título, a un Pontífice de la primera mitad del siglo XX con una ciencia tan nueva, discutida y actual como la bioética. A primera vista, incluso, podría parecer que el único punto en común sea justamente el debate que, por motivos e intereses muy distintos, se desarrolla en torno a Pío XII, por un lado, y en torno a la bioética, por otro. Me gustaría, por lo tanto, ante todo justificar esta vinculación, dejando para las páginas siguientes la tarea de demostrarlo, y, luego, ocuparme del objeto propio de este breve trabajo.
La última parte del siglo XIX y la primera mitad del siglo sucesivo han sido testigos de una aceleración del progreso científico y técnico –palpable incluso para nosotros– tan notable que ha asumido el carácter de una verdadera Tercera Cultura. Esta profunda modificación del mundo científico ha causado (o, al menos, ha sido co-responsable de) una suerte de crisis del saber médico: la ética médica ‘clásica’ se ha mostrado, de alguna manera, inadecuada para responder a los nuevos desafíos propuestos por el progreso tecnológico. Se ha hecho necesaria, en este sentido, una profunda revisión del horizonte ético, que hasta ahora, ha servido de referencia a la praxis médica; al punto que esta revisión ha dado lugar, en última instancia, a esa ciencia que llamamos bioética.
En este background histórico y cultural se sitúan los aproximadamente cien discursos que Pío XII dedica al mundo de los operadores sanitarios. Es útil advertir que la relación entre Pío XII y la bioética (o aquello que nosotros, hoy, llamamos bioética) es, al menos, doble. Por una parte, de hecho, los temas que el Papa trata entran, con pleno derecho, entre las temáticas ‘clásicas’ de esta disciplina. Sin embargo, no es sólo porque Pío XII hable de temas como aborto o eutanasia que se puede establecer esta vinculación: resulta evidente, de hecho, el esfuerzo del Papa por usar un método nuevo para abordar estas temáticas, es decir, un método que, aun abarcándolas, se distingue de la Teología Moral (incluso en su derivación hacia la ética médica), de la Doctrina Social de la Iglesia, del Derecho y de la misma Ciencia positiva.
La conclusión de este trabajo se ocupará de ofrecer una breve panorámica de las principales concepciones (o definiciones) de la bioética, de manera que se pueda verificar la tesis del inicio. Es decir, que Pío XII, aun cuando no utilizara nunca el término, hizo de alguna manera bioética o, lo que es lo mismo, contribuyó a crear esa sensibilidad que, algunos lustros después, hizo necesario el nacimiento de esta ‘nueva ciencia’.
( El Cardenal Fiorenzo Angelini ha editado una colección de los principales discursos del Papa Pacelli, F. Angelini (A cura di), Pio XII. Discorsi ai medici, Edizioni Orizzonte Medico, Roma 19604)
(Se atribuye la paternidad del término BIOÉTICA a Van Rensselaer Potter, que en 1970 publicó un artículo (V. R. Potter, «Bioethics: The Science of Survival», in Perspectives in Biology and Medicine 14 (1970)


Bioetica, la lezione di Pio XII
Un saggio mette in luce il rapporto di papa Pacelli con la medicina del suo tempo, sviluppando per la prima volta il magistero su temi quali i trapianti e la proporzionalità delle cure
Teologo, canonista e diplomatico, Pio XII (Papa dal 1939 al 1958) è stato, forse sorprendentemente, un antesignano della bioetica in ambito cattolico, ben prima che la bioetica propriamente detta si affermasse a partire dagli anni Settanta del secolo scorso. Eppure, allargando la sua riflessione oltre gli studi accademici su cui si era concentrato nella gioventù e nella maturità, Eugenio Pacelli divenne un profondo conoscitore della medicina contemporanea, con cui dialogò a fondo, ricevendo durante tutto il suo pontificato delegazioni di clinici e partecipanti a congressi delle professioni sanitarie, cui rivolse un centinaio di discorsi. In molti di essi, è noto, sviluppò per la prima volta il magistero su temi quali i trapianti, la proporzionalità delle cure e la riduzione dei dolori del parto. Gli studiosi sanno quanto la successiva elaborazione dottrinale della Chiesa si sia richiamata ai pronunciamenti del Pastor angelicus; non tutti sono però al corrente di quanto vasta e minuziosa al tempo stesso sia stata la disamina e la valutazione di aspetti medici e scientifici da parte di quel Papa. Soccorre nell’illustrare dettagliatamente questo rilevante aspetto del lungo regno pacelliano un’utile ricognizione condotta da Stefano Mentil, bioeticista dell’Istituto Jacques Maritain ( La riflessione bioetica di Pio XII; Meudon, pagine 268, euro 20,00). Il Pontefice della Humani generis (1950), l’enciclica in cui aprì all’evoluzionismo come teoria scientifica, contrariamente a superficiali pregiudizi postumi che ne hanno oscurato la figura, ebbe attenzione e simpatia costanti per la scienza di cui riconosceva l’importanza e rispettava l’autonomia metodologica, orientandosi in particolare verso quelle applicazioni delle nuove conoscenze che maggiormente potevano giovare all’essere umano.
Da questa considerazione positiva non fu mai disgiunta, tuttavia, la preoccupazione etica legata al rispetto della legge naturale e della legge divina. Come sottolinea anche il filosofo Antonio Da Re nella prefazione al volume, la peculiarità della riflessione pacelliana è data dal fatto che essa partiva da una conoscenza fattuale precisa e approfondita per poi muovere verso l’argomentazione morale articolata che si riassume in tesi conclusive sulla liceità o inammissibilità, opportunità o doverosità, di specifiche pratiche. Il tutto con riferimenti alla Rivelazione, al testo biblico e alla tradizione cattolica, senza però che essi siano assunti come punti di partenza dai quali dedurre direttamente conclusioni normative. Si vedano allora alcuni dei pronunciamenti più innovativi per l’epoca o più incisivi quanto a influenza sugli sviluppi successivi nel contesto cattolico. Certamente nuovo era per un successore di Pietro affrontare argomenti di biologia e medicina, sebbene si avviasse in quegli anni l’impetuoso progresso delle possibilità terapeutiche, da una parte, e si facessero i conti, dal-l’altra, con la terribile eredità del nazismo, che aveva portato anche nella ricerca medica il disprezzo totale per qualunque dignità della persona attraverso aberranti esperimenti sull’uomo. Pio XII non mancò mai di sottolineare quanto il paziente dovesse essere informato e come il medico fosse tenuto a ottenere il consenso per ogni trattamento, benché ciò non configurasse l’idea di autonomia intesa nel senso laico attualmente diffuso.
Nell’ambito della vita nascente e della sessualità (di cui aveva una visione di antica diffidenza), se condannava come peccato «contro il senso stesso della vita coniugale» ogni tentativo di sottrarsi al dovere della procreazione, compreso il ricorso sistematico ai cosiddetti metodi naturali di controllo delle nascite, il Papa non escludeva la liceità per le coppie dell’astenersi dalla generazione al fine di una 'eugenetica negativa', tesa a evitare «tutto ciò che potrebbe provocare alla loro discendenza danni permanenti e il trascinarsi in una serie interminabile di miserie». Di qui la necessità di informazione genetica diffusa e recepita. Non si deve però equivocare il senso della raccomandazione: la fecondazione artificiale in ogni sua forma è giudicata gravemente immorale e l’aborto un’«uccisione diretta», tranne nei casi di aborto terapeutico indiretto. In questo caso agisce sulla valutazione morale il principio del duplice effetto. Nelle parole del Pontefice nel Discorso alle associazioni delle famiglie numerose del 1951, «se la salvezza della vita della futura madre richiedesse urgentemente un atto chirurgico, o altra applicazione terapeutica, che avrebbe come conseguenza accessoria, in nessun modo voluta né intesa, ma inevitabile, la morte del feto, tale atto non potrebbe più dirsi un diretto attentato alla vita dell’innocente».
La dottrina del doppio effetto, di ascendenza tomista, ha particolare rilievo anche per giustificare la sedazione antalgica che porti all’abbreviazione dell’esistenza di un malato inguaribile. Il Papa, rispondendo agli anestesisti, sottolineava che se l’effetto non è ricercato in sé ma prodotto non desiderato dell’attenuazione del dolore del paziente non si ha eutanasia diretta, perché, come scrive Mentil, «l’accelerazione della morte, pur prevista quale conseguenza dell’atto terapeutico, risulta comunque proporzionata al beneficio prodotto (il sollievo della sofferenza)». In ambito di fine vita, nel 1957 Pio XII non giudicava un obbligo né per il paziente né per i medici il ricorso alla rianimazione e alla terapia intensiva, allora ai loro albori e considerati 'mezzi straordinari', a differenza di quanto accade oggi. Ne conseguiva la liceità di arrestare la respirazione artificiale. L’accertamento della morte fisica veniva poi demandato alla medicina, mentre il Pontefice si espresse nettamente a favore della donazione e dei trapianti di organi, aprendo anche alla compensazione economica a favore del donatore e della sua famiglia. Se la sensibilità al contrasto della sofferenza del corpo, non più vista solo come mezzo salvifico e di espiazione, è stata una novità introdotta dal Pastor angelicus, più ferma in una mentalità che era già in via di superamento fu la sua posizione circa la pena di morte, ammessa senza remore per delitti gravi, nel quadro della concezione secondo cui è il reo stesso a compiere suicidio morale e a porsi al di fuori dell’ordine naturale, che farebbe invece della protezione della vita un valore intangibile. Secondo l’autore e lo stesso Da Re, l’approccio di Pacelli alla bioetica, pur ante litteram, rimane a oggi un unicum, perché né troppo spirituale né troppo moralistico e disgiunto dal confronto con la scienza. Merito quindi a un’opera che fa sintesi di un magistero amplissimo (che va dalla psicoanalisi alla chirurgia estetica, dall’ostetricia allo sport), ma che forse si sarebbe giovata di un migliore raccordo con la figura e il pensiero complessivo di Pio XII e di una pur sintetica ricognizione di come furono recepite le prese di posizione del Papa e di ciò che nell’ambiente scientifico e filosofico già in quegli anni si agitava. Nemmeno l’ammaestramento di un Pontefice si svolge nel vuoto, e la contestualizzazione storica certamente aiuta a capire come il dibattito bioetico si sia dispiegato dai suoi esordii fino al complesso panorama contemporaneo. Andrea Lavazza domenica 19 novembre 2017 wikipedia


"EL OFICIO DE LA MUJER, SU MANERA, SU  INCLINACIÓN INNATA,
ES LA MATERNIDAD"     S.S. PÍO XII



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RECAPACITANDO- Insistiendo sobre puntos muy importantes.


 Decepcionados, desilusionados, por el progreso de la biología, propusieron otro método. A una primera clase pertenecen los hombres muy poco numerosos que han recibido buenos genes y que son los que deben decidir la suerte del mundo, imponer, gobernar (los autores de esta clasificación se colocan modestamente entre éstos).  (subrayado mío¡Los del NOM!)
En una segunda clase, muy numerosa, se encuentra el resto de los hombres, los que han recibido genes inferiores. Están destinados a ser los esclavos de los hombres de la primera clase; esos deben obedecer y servir. (La masa)
  Los amantes de los robots desean una humanidad uniforme. Los hombres, todos iguales, obedeciendo a algún Gran Hermano, cumpliendo los mismos trabajos, sufriendo todos las mismas enfermedades, recibiendo los mismos medicamentos...
 LAS DIVERSIDADES PROTECTORAS: Racistas y amantes de los robots están equivocados.  La biología moderna confirmó las observaciones de los moralistas y reconoció LA IMPORTANCIA DE LA DIVERSIDAD. (mayusc.y subray. míos)  (...)



Durante mucho tiempo, en efecto, se han percibido únicamente las consecuencias felices de estos progresos. Más tarde aparecen los resultados eventualmente funestos de los mismos progresos: el genio genético puede  forzar a honestos colibacilos a transportar un virus del cáncer; con los avances  de la informática, de la electromecánica, decenas de millares de hombres quedan sin empleosUn dictador introduciendo discretamente tal modificador del sistema nervioso en la alimentación puede transformar su pueblo, según las necesidades de su política, en sesenta millones de tigres, o sesenta millones de ovejas. La fisión del átomo puede ser responsable de la muerte de millones de seres humanos.(Más claro echarle agua.Por este medio nos han convertido en ovejas.No podemos quejarnos de que nadie nos previno.)
    Es pues muy importante, al mismo tiempo que se aceleran las aplicaciones benéficas de los descubrimientos, limitar o evitar sus consecuencias peligrosas.(sigue  Bernard)

Del tiempo del cientifisismo triunfante, hemos llegado al tiempo de las consecuencias absurdas del progreso de la ciencia. Absurdo inocente como el del heroico Armstrong llegando a la luna (y cuántas miserias se podrían haber aliviado con el dinero gastado): Absurdo peligroso; los descubrimientos de los físicos conducen desde 1945 a Hiroshima y quizá más tarde a la destrucción de la humanidad, Absurdo incierto pero bien inquietante, el de estas jóvenes mujeres que venden, en el momento de concebirlo a su hijo, el hijo de su óvulo, de su útero; el de estos sabios que para curar o prevenir eventuales enfermedades, están dispuestos a cambiar , unos, el patrimonio genético; los otros el cerebro; unos y otros la persona humana.(Paréntesis de Bernard)
De su libro "Et l'Âme,-Demande Brigitte"-traducido por Delia Cabrera)

Entonces queridos compatriotas ¡al corralito y Beee!beee!   (Delia Cabrera)








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