Mural en la Catedral De la ciudad de Tucumán; alegroría al trabajo conjunto de
civil y del clero en la Conquista.
20 de mayo de 1930
CONFERENCIA PRONUNCIADA POR MONS. PABLO CABRERA
EL DÍA DE LA RAZA EL 12 OCTUBRE DE 1900
EL
DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA-
Todas
las empresas descubridoras de mundos llevadas a cabo por españoles y
portugueses a fines del S.XV y primer tercio del siguiente, fueron realizadas
señores, bajo la inspiración de la Fe. El móvil supremo de las mismas no fue
otro, en efecto, que dilatar el Imperio de Jesucristo y hacer que mayor número
de almas participara de los beneficios de la Cruz.
Vasco de Gama, inmortalizado por Cámoens,
Alburquerque, Magallanes, Elcano, Figueira, Correa, todos a una, obedecieron a
aquel impulso.
“Alguien ha dicho, -escribe Luis Veuillot,-
que los grandes hombres de la edad
heroica de Portugal, no pudiendo ensanchar las frontera territoriales de su
país, le dieron el Océano. Pero el ideal que persiguieron fue no obstante, más
religioso que político. Terminada, en efecto, en aquel teatro, la cruzada
cristiana, deseaban proseguirla en el mundo y extender hasta los últimos
confines del orbe, el Imperio de Jesucristo. Tal fue EL OBJETIVO PRINCIPAL en
los grandes viajes marítimos de los siglos XV y XVI… Anhelábase ante todo
glorificar al Cristianismo y humillar la Media Luna que continuaba siendo hasta
entonces para Europa, un gran peligro. No se descuidaba, por cierto, las
ventajas de orden comercial, los intereses de linaje económico; -pero la fé y
la gloria constituían sin embargo el móvil principal. Y porque aquel hecho fue
admirablemente religioso, fue también no menos admirablemente político”.
Por lo que respecta a España, basta
mencionar a Colón, cuya empresa excedió a todas, bajo todo respecto: así en sus
móviles como en su ejecución y resultados.
El
descubrimiento de América constituye, a juicio de León XIII, el más grande y el
más hermoso hecho realizado por el género humano, o como se expresa el viejo
cronista de Indias. -López de Gomara- su
mejor cosa, después de la creación del mundo, sacando la encarnación, y muerte
del que lo creó.
He ahí porque su autor ocupa un sitio
aparte en la serie de los inmortales. Su nombre ya de por sí expresa sus
destinos: CRISTÓFORO, Christumferens, portador
de Cristo a través de nuevos mares y de nuevas tierras.!...
“No es, -agrega el Pontífice citado,- no es
que Colón no tuviera el legítimo deseo de merecer bien de la sociedad humana, ni
que menospreciase la gloria cuyo aguijón muerde de ordinario más hondamente en
las grandes almas, ni que, en fin, desdeñara enteramente las ventajas
personales que pudiera proporcionarle su obra; pero sobre todas estas
consideraciones humanas estaba la religión de sus mayores que le inspiró el
pensamiento y la valentía de la ejecución, dándole perseverancia y consuelo en
medio de las mayores dificultades.
Es este, pues, el rasgo culminante,
característico, de la empresa colombina. Aquí sucede verdaderamente que el
autor explica su obra y que este retrata al primero con fidelidad admirable.
Porque en efecto, bajo cualquier punto de
vista que se considere el Descubrimiento de América, -en su concepción, en su
aparejamiento, en su ejecución, la fe interviene en el mismo como su factor
principal: ella lo inspira, lo desenvuelve, lo sostiene, lo fortifica y lo
consagra en el alma del Marino.
Formula Colón su proyecto ante sabios y ante
reyes, y es declarado loco, sólo dos frailes le comprenden, Antonio de Marchena
y Diego de Deza, -como son igualmente dos frailes los que le tienden la mano y
le dan hospedaje en sus celdas, cuando todos vuelven al ilustre mendigo la espalda
y le deniegan un óbolo:-franciscano el uno; mercedario , el otro: Fray Juan
Pérez, en la Rávida, Fray Jorge de Sevilla, en Jérez de la Frontera. El ejemplo
de éstos es imitado lego por los grandes: primero por Quintanilla y por
Medinaceli, en seguida, y más tarde por el tercer
Rey de España, como llamaban al Cardenal Mendoza los hombres de su tiempo,
-el cual acogiendo favorablemente al
visionario, dále acceso ante la Corte. Al influjo de Mendoza viene a
asociarse en seguida, el testimonio técnico, autorizado de los frailes de
Salamanca y de Valcuebo, que aseguran ser
posible lo que la Junta de Córdoba
había declarado irrealizable y “de toda repulsa digno”.
Y ahí tenéis al gran Marino exponiendo su
empresa ante los Reyes. “Fernando declina el asunto; igual hace Talavera;
instan los amgos de Colón, e Isabel vacila. Pero el genovés pinta al vivo la
riqueza y hermosura de las opulentas ciudades del Oriente de Asia que soñó
Marco Polo; -ofrécese a conquistarlas navegando al Occidente,y a hacer a sus
moradores súbitos de la corona de España en lo temporal y de la Cruz en lo
espiritual, añadiendo, como por vía de corolario, que los pingues productos de
Catay y de Cipango servirían para rescatar el Santo Sepulcro del poder de la
Media Luna. Consúltase de nuevo al Rey; pero Fernando tenía poco de poeta y
mucho de positivista; dejó, pues, el asunto a su esposa”
En presencia de estas vacilaciones y
demoras, Colón abandona la corte, con ánimo de alejarse también de los dominios
de España, para ir a demandar apoyo en otra parte; pero le detiene el Guardián
de la Rávida y le obliga a retornar ante los Reyes… ¡Y es que la Providencia
había escogido al pueblo hispano, verdadero soldado de la Cruz, a la sazón, y
baluarte inexpugnable de la libertad cristiana, para que bajo sus pendones
inmortales se llevase a cabo el descubrimiento de América!
Torna, pues Colón a presentarse ante la
Corte, expone de nuevo su pensamiento y reclama protección. Instan con mayor
vehemencia sus partidarios y amigos, en especial Santángel y Cabrero, y también
¡cómo no recordarlo! la Marquesa de Moya, doña Beatriz de Bobadilla. Isabel la
Católica está resuelta a que España se haga cargo, a toda costa de la empresa
del Marino. Se le objeta que el Erario del Reino se halla exhausto. Pero ella
en un arrebato indescriptible de generosidad sin igual y heróica fe,
despojándose de sus joyas, arroja en el seno de la inmortalidad estas palabras
que un poeta ha traducido así:
“He aquí Colón, mis joyas, naves éllas.
Aladas ya te den
Que yo con lirios y violetas bellas
Adornaré mi sien”. . . .
La ejecución del proyecto colombino reviste,
señores, aún en sus menores detalles, el aparato de la fe. Todo en el Almirante
–sus dichos, sus obras,- pregona con evidencia que la religión es el alma de su
empresa.
Dase a la vela, invocando a la Santísima
Trinidad. La nave tripulada por él, lleva un nombre sacratísimo: se llama la Santa María. En lo alto de los mástiles
flamea con la enseña de Castilla, el estandarte de la Cruz. Descubre la primera
tierra y con solemnidad religiosa se posesiona de ella, EN NOMBRE DE JESUCRISTO
Y POR LOS REYES DE LEÓN Y DE CASTILLA. Trueca el nombre de la misma por el de
la Isla de San Salvador. Proseguirá
sus exploraciones, y cuando trace su carta geográfica, hallareis como el
descubridor ha vaciado en ella, en cierto modo, todo el Calendario Cristiano.
Son hermosas a este respecto las palabras
de León XIII, “Cuando pone el pié en alguna playa, -doce- no piensa más que en
plantar en la orilla la Santa Cruz. Él es el primero que pronuncia en las islas
nuevas el nombre divino del Redentor, que tantas veces había cantado en alta
voz con el acompañamiento del murmullo de las olas; y por eso al edificar en la
Española, empieza por construir una iglesia, haciendo de las ceremonias
sagradas el preludio de las fiestas populares.
Realizado el descubrimiento, Colón hubiera
deseado ir inmediatamente a Roma, para hacer la relación del gran suceso al
Vicario de Jesucristo e implorar del mismo la bendición apostólica. Y aunque
por motivos insalvables, no pudo llenar personalmente este deseo, lo satisfizo
sin embargo de otro modo, dirigiendo al Papa una hermosísima carta.
Basta la simple lectura de uno de sus
párrafos, para que se vea cómo la empresa de Colón revestía hasta cierto punto,
los caracteres todos del apostolado cristiano.
“Ahora, Beatissime
Pater, suplico a Vuestra Santidad que, por mi consolación y por otros
respetos que tocan a esta santa e noble empresa, que me dé ayuda de algunos
sacerdotes y religiosos… los cuales negocien
a donde quier que fuere menester en esta santa empresa, porque yo espero
en Nuestro Señor de divulgar su Santo Nombre y Evangelio en el Universo.”
Este carácter más religioso que político,
de su empresa lo refleja igualmente Colón en sus cartas a los Reyes Católicos.
“La Trinidad movió a vuestras Altezas a esta empresa de las Indias, -les
dice,- y por su infinita bondad hizo a
mí mensajero de ello;… Yo sabía cuánto servicio se podía hacer a Nuestro Señor
en esto, en divulgar su Santo Nombre y fe a tantos pueblos.”
Y termina –“ Plega a Nuestro Señor de dar
mucha vida y salud y descanso a vuestras Altezas para que puedan proseguir esta
tan noble empresa, en la cual me parece que España crece de mucha grandeza, y
todos los cristianos mucha consolación y placer, porque aquí se divulgará el
nombre de Nuestro Señor…”
Escribe igualmente a sus amigos y protectores
insignes, comunicándoles la feliz nueva del hallazgo de las Indias; y lo hace
en términos que revelan a lo vivo toda la piedad de su alma y que su regocijo es
tanto mayor cuanto por aquel auspicioso suceso sería el Evangelio pregonado a
otras naciones.
Su carta a Gabriel Sánchez es un ditirambo
al descubrimiento y un himno a las futuras conquistas de la civilización de la
fe. “¡Celébrense procesiones, -exclama:- háganse fiestas solemnes; llénense los
templos de ramos y flores; gócese Cristo en la tierra, cual se regocija en los
cielos, al ver la salvación de tantos pueblos entregados hasta ahora a la
perdición. Regocijémonos, -así por la exaltación de nuestra fe como por el
aumento de bienes temporales, de los que no sólo habrá de participar la España,
sino toda la cristiandad.
Es digno de notarse, señores, como Colón se
adelantó también a sus contemporáneos, a las proyecciones colosales del
descubrimiento de América; -pues con un solo golpe de vista, los abarca a
todos, en toda la plenitud de su grandeza. Su clarividencia nos sorprende y
hace que saludemos en la persona del descubridor, no solo al ardoroso creyente,
al sabio cosmógrafo, al marino audaz y afortunado, sino también al hábil
político, al sociólogo profundo.
Oigamos sobre la materia a un publicista
español:
“Con la gloriosa conquista de Granada,
último baluarte de los musulmanes en la Península, había terminado la lucha
sostenida por espacio de ocho siglos: recobraba la nación su quebrantada
unidad, y habiendo concentrado sus fuerzas y aumentado sus recursos, se
encontraba en disposición de acometer mayores empresas. Antes no hubiera podido
España lanzar a través de los mares aquella masa de hombres de guerra, de
religiosos, de agricultores e industriales, que era absolutamente necesaria
para la colonización de los nuevos países; después, tal vez las necesidades de
la política, y de las extensas miras de preponderancia, que fueron consecuencia
del levantado pensamiento de los reyes católicos, hubieran llamado todas las
fuerzas y recursos de la nación a Italia en primer término y después a Flandes,
a Francia o a la guerra con los trucos, y hubieran sido inútiles los esfuerzos
para llevar el contingente oportuno al otro lado de los mares.
Y sin con respecto a España la Providencia
señaló el momento más feliz para aquel suceso, quizá la Europa le debió mayores
ventajas por las desastrosas consecuencias que los descubrimientos evitaron.
Con sobrada razón ha dicho un escritor argentino, -don Vicente Fidel
López- que “si Méjico y el Perú no
hubieran echado sus tesoros inagotables en el movimiento militar y económico de
ese tiempo, la balanza de los destinos humanos se hubiera cambiado, y la Europa
hubiera sido subyugada por los sectarios de Mahoma.”
Por otra parte, aquel suceso, contribuyó a
dar nueva faz y carácter determinado a la edad moderna. “Los viajes de Colón,
prosigue el escritor citado, -fueron base para el conocimiento exacto completo de nuestro planeta, y la exploración
del continente colombiano proporcionó el estudio de todas las razas que pueblan
el mundo; la órbita de acción del hombre se ensanchó, traspasando los antiguos
límites; las ciencias cobraron nueva vida ante las cuestiones de todo género
que despertó el descubrimiento del nuevo hemisferio, y la esfera de actividad
de la inteligencia humana encontró ancho campo para sus trabajos, que vinieron
a reflejarse en la vida de todas las naciones de Europa, cambiando su faz, tanto
en el terreno económico como en el político.
“Cuatro siglos han pasado y todavía se
sienten en el antiguo mundo los resultados de su contacto con el hemisferio
Occidental. Y el movimiento de la civilización, el progreso humano, siguen su
marcha, restableciéndose la armonía necesaria entre las naciones de ambos
continentes. El mundo antiguo llevó los adelantos de su civilización al mundo
de Cristóbal Colón; y éste a su vez, entra con verdadero ardor en la contienda,
y en las ciencias, y en las artes, en comercio y letras como en industrias,
ofrece maravillosos resultados de que se aprovecha la humanidad.
Hé ahí, pues, señores, la obra de Colón en
orden a sus consecuencias de carácter material, social y político: -las de
linaje moral, más trascendentales aún, se concentran, como en hermosa síntesis,
en estas célebres palabras de Calcaño: ”Cristóbal Colón dio la Civilización de la
Cuz a un hemisferio, y un hemisferio a la Civilización de la Cruz.
He ahí porqué el Descubrimiento de América
–después de la divina epopeya del Calvario, constituye el más grande suceso de
la historia, y el audaz marino a quien cupo en suerte llevarlo a cabo el más
grande de los inmortales.
El Descubrimiento cuyo aniversario
celebramos hoy, constituye, pues, el más esplendoroso triunfo de la fe y la
obra más excelsa realizada a través de
los siglos, por el genio del hombre!
HE DICHO.
Monseñor Dr. Pablo Cabrera Mercado
Los
Principios-Argentina-Córdoba 12 octubre de 1900
….HACE 522
AÑOS…
En las carabelas de Colón todos los días, al amanecer,
sus 96 intrépidos navegantes recitaban esta Plegaria :
Bendita sea la luz
Y la Santa Veracruz
Y el Señor de la Verdad
Y la
Santa Trinidad.
Bendita sea el alba
Y el Señor que nos la manda
Bendito sea el día
Y el Señor que nos lo envía.
Anónimo
PRIMER RAYO DE CRISTIANISMO EN EL TUCUMÁN
EN PRIMER LUGAR DEMOSTRAR LAS DIFAMACIONES
DE "HISTORIADORES" COMO ALVAREZ
CULTURA Y BENEFICENCIA DURANTE LA COLONIA-T I |
RESALTA EL MOTIVO POR EL CUAL MONS.CABRERA SE DEDICÓ A LA HISTORIA. |
TABAJOS HISTÓRICOS-ETNOGRÁFICOS EDITORIAL LOS PRINCIPIOS- 20,21,22,AGOSTO 1911 |
JUICIO DEL OBISPO BAZÁN Y BUSTOS |
JUICIO SAMUEL A. LAFONE QUEVEDO |
JUICIO P.adre MOISÉS DÁVILA- SUPERIOR COMPAÑIA DE JESÚS |
Añadir leyenda |
Ing.B. OLAECHEA Y ALCORTA |
JUICIO- JUAN B. AMBROSETTI |
JUICIO-SALVADOR DE BENEDETTI. |
JUICIO PROFESOR AMBROSETTI RESALTAR NO HAY VUELTA .... |
JUICIO "RENOVACIÓN" Juventud Radical. sept.1925- Se trata del 2° tomo. El 1° es de 1911. |
TRIBUNA- Córdoba-23 junio 1928
HISTORIADOR QUE MÁS HIZO PARA DEMOSTRAR TODAS LAS MENTIRAS:
DEL P..LAS CASAS Y DE LA MASONERÍA SOBRE
LA LEYENDA NEGRA |
"BUSCÓ LA VERDAD Y LA MANIFESTÓ SIN RETICENCIAS
Y SIN OCULTACIONES. ERA ESE EL MEJOR SERVICIO QUE
SE PODÍA PRESTAR A ESPAÑA, DISIPAR LA LEYENDA NEGRA
Y EL QUE LE HIZO MONSEÑOR PABLO CABRERA MERCADO"
Y SIN OCULTACIONES. ERA ESE EL MEJOR SERVICIO QUE
SE PODÍA PRESTAR A ESPAÑA, DISIPAR LA LEYENDA NEGRA
Y EL QUE LE HIZO MONSEÑOR PABLO CABRERA MERCADO"
EL PUEBLO 14.4.1930
“Los Aborígenes del País
de Cuyo” por T. Belarmino Olguín
Especial para El Pueblo Mercedes (San Luis) abril 1933
Gracias a la
gentileza de un sacerdote amigo, de uno
de esos que hacen honor, no solamente al sagrado ministerio a que están
consagrados, sino también a la cultura argentina, fray Reginaldo Retamar, hace
algún tiempo llegó a mis manos un ejemplar de la valiosa obra que lleva por
título “Los aborígenes del país de Cuyo”
del cual es autor el distinguido historiador Monseñor Cabrera.
Y siendo que soy amigo de
los buenos libros, debo declarar que pocas veces en mi vida he sentido tan
grande satisfacción como la experimentada al obtener el libro del ilustre
escritor de la docta Córdoba. No dudo que personas autorizadas por su
competencia habrán analizado ya con la detenciòn que se merece, la mencionada
obra, es decir, en su valor històrico y científico. Yo no abrigo, ni podrìa
abrigar, la pretensión de entrar en ese difícil terreno; pero al menos quiero
trazar estas líneas que tienen por objeto rendir un tributo de admiración y de
aplauso respetuoso y justiciero que se le debe por el precitado libro, al talentoso
historiógrafo que con frecuencia viene enriqueciendo las letras
argentinas.
Llama en realidad la
atención el hecho de que Mons. Cabrera haya pasado largos años entregado a una
intensa y proficua labor intelectual, contribuyendo en forma bien destacada a
la cultura del país, sin descuidar por ello la sagrada misión de apóstol de
nuestra santa religión. Son dos méritos indiscutibles que honran en alto grado
al autor de “Los aborígenes”.
Nueve capítulos contiene
este interesante libro todos ellos a cual más valioso, considerados bajo sus
aspectos histórico, lingüístico y etnográfico en cuyas ciencias Monseñor
Cabrera tiene bien acreditado el título de sabio. El estudio profundo que ha
realizado del lenguaje de varias de las razas primitivas pobladoras de nuestro
país como así, de sus costumbres y relaciones entre sí, enriquecido con los curiosos y abundantes datos, confirma
plenamente lo que dejo dicho. A través de las páginas de ese libro se distingue
fácilmente la personalidad de un consumado estudioso, de un investigador
minuciosos e infatigable que, con su labor intelectual desarrollada a través de
largos años ha sabido dar el más rotundo desmentido a los petulantes del
liberalismo y socialismo que se atreven de tachar de “retrógrado” al clero,
afirmando que éste es el causante de la ignorancia del pueblo.
Por mi parte yo creo que
aquellos funestos enemigos del orden social, aquellos que en nombre de los
progresos modernos, pretenden derribar el grandioso edificio de nuestras
gloriosas tradiciones, no saben lo que dicen; ya quisieran ellos contar en sus
filas “retrógrados” de calidad del autor de “Los aborígenes del país de Cuyo”.
Pero hay una razón más
especial que me induce a escribir estas sencillas frases. Es la circunstancia
de que Mons. Cabrera, en la obra a que me refiero, ha dedicado uno de sus
capítulos a la provincia de San Luis, capítulo que indudablemente ha de prestar
importantísimos servicios a nuestros hombres de estudio que hayan logrado, o
que lograren más tarde conocer el interesante libro de que me ocupo. Cuántos
valiosos datos ha consignado el valioso escritor, relativos a nuestra
provincia, que merecen ser aprovechados!
Refiriéndome
exclusivamente a la parte histórica del mencionado capítulo, veo que hay en él
un punto que mucho debe interesarnos a los puntanos, si se considera la
trascendencia que el asunto puede llegar a tener a medida que sea estudiado.
Veo que Mons. Cabrera coincide con otro de nuestros inteligentes
investigadores, fray Saldaña Retamar, en lo que respecta a la fundaciòn de la
ciudad capital de nuestra provincia, es decir en cuanto a la fecha y al
verdadero fundador de la misma. A mi juicio, ambos han demostrado en forma
indubitable, con acopio de datos y pruebas irrecusables que San Luis no fue
fundada en 1596 por don Martín Oñez de Loyola como está consignado en los
diversos textos de enseñanza, sino que lo fue por el general don Luis Jofré en
el año 1594.
He ahí un punto que por su
alto significado tendrá que preocupar la atenciòn de los estudiosos, especialmente
de los hombres que, como los dos distinguidos escritores nomás, se han
consagrado al estudio de la historia de nuestro país.
Por lo demás es indudable
que Mons. Cabrera con su libro ha aportado un valioso elemento a la instrucción
pública argentina, y a los puntanos, por la parte que nos toca, le debemos
gratitud y merecido homenaje.
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ALEMANIA - HAMBURGO
25 DE JULIO DE 1920 °°°°°°°°° |
VIRREY SOBREMONTE - SU REHABILITACIÓN |
IT.188- NI LOS CORDOBESES NI LOS TURISTAS HAN PODIDO
DETENERSE ANTE SU ESTATUA PORQUE LOS DIFAMADORES
SE HAN OCUPADO QUE NO SE LE ERIGIERA, PERO LO LLEVAMOS
EN EL CORAZÓN,.. COMO A TANTOS OTROS...
DOMINACIÓN ESPAÑOLA - SU ACCIÓN
SU VOCACIÓN POR LA HISTORIA
"ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA
FUNDACIÓN DE CÓRDOBA". TRABAJO
QUE LOE VALIÓ EL PRIMER PREMIO DE
LOS JUEGOS FLORES DE 1919
SOCIEDAD ESPAÑOLA
8.9.1923 |
Academia
Nacional de Ciencias
En su sesión del
8 del corriente, que presidió el doctor Adolfo Doering, esta corporación científica acordó designar miembros
honorarios a los señores docto Joaquín V. González y Carlos Guido y Spano,
miembro activo al doctor R. Lehmann Nitsche, y miembros titulares a los señores Martín Gil, doctor
Pablo Cabrera, Fray Zenón Bustos, doctor Ramón J. Cárcano, doctor Félix Garzón Maceda,
doctor Virgilio Ducceschi, doctor Juan M. Garro, doctor José del Viso, Leopoldo
Lugones, doctor Arturo M. Bas. (designados el 2 de agosto de 1915)
BOLIVIA- MUSEO PÚBLICO MUNICIPAL
BOLIVIA- MUSEO PÚBLICO MUNICIPAL
COCHABAMBA -5 DICIEMBRE |192 ... |
El profesor francés Raymond Ronze de París en 1923 visitó a Mons. Cabrera en su apacible rincón
en la calle 24 de septiembre y luego publicó en El Fígaro (París) el 6 de marzo de 1924 un artículo
sobre el sacerdote y su importante colección colonial- Furlong publica la carta,p42. Ronze se refiere
al sabio Cabrera.
-SOCIEDAD SARMIENTO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE TUCUMÁN LO DESIGNÓ MIEMBRO CORRESPONDIENTE NACIONAL CON ASIENTO EN CÓRDOBA.(18 OCTUBRE 1934).
-SOCIEDAD CIENTÍFICO ARGENTINA LO ELIGE SOCIO ACTIVO. (10.7.1934)
-SOCIEDAD CIENTÍFICO ARGENTINA LO ELIGE SOCIO ACTIVO. (10.7.1934)
- JUNTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE MENDOZA LO DESIGNA MIEMBRO CORRESPONDIENTE. (4.7.1935).
MIEMBRO TITULAR DE LA ACAD DE CIENCIAS
MIEMBRO TITULAR DE LA ACAD DE CIENCIAS
MIEMBRO DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS |
LISTA NOMINACIONES DEL MISMO |
no tengo los documentos.
ALEMANIA
LOS PRINCIPIOS 2.11.1933 "EL OBSERVADOR DE BADEN" Alemania.
PERÚ
JUICIO SOBRE "CÓRDOBA DEL TUCUMÁN PREHISPÁNICA Y PROTOHISTÓRICA", FIRMADO POR JOSÉ M. VÉLEZ PICASSO DE PERÚ |
HOMENAJE DEL CÍRCULO SOCIAL DE INTELECTUALES DE ARGENTINA
DE UNA ENTREVISTA...
Nos
muestra un retrato de Primo de Rivera, con dedicatoria. Nos cuenta que el
político español se lo envió como agradecimiento por un trabajo genealógico
hecho del marqués de Sobremonte, pariente de Primo de Rivera. Al poco tiempo de
esto caía el dictador español: Alfonso XIII le envió también una condecoración
de Caballero de la Orden de Isabel la Católica pocos meses antes de ser
destronado. Ambos reconocieron a nuestro historiador como a uno de los más
destacados de Sud América. Una entrevista.
Cinco meses
antes de su muerte, cuando aún estaba en posesión de sus facultades, monseñor
Cabrera trabajaba con el entusiasmo de sus mejores años. Porque para él no había
más reposo que el trabajo mismo, al que se aplicaba con alegría y tenacidad
contagiosas. Vivía sumergido en el pasado colonial, de donde regresaba todos
los días con nuevas noticias. Tanto era así que, por lo general, al despertar, por
la mañana, había en su mesa de luz una cantidad de hojas manuscritas,
redactadas en una especie de transmigración nocturna a las edades remotas. Su
vocación por la historia era una pura vocación por el pasado y por ello su obra
cae con frecuencia en apologética. (de los Jesuitas; del Obispo Victoria; de
Jerónimo Luis de Cabrera; de Sobremonte, etc.) Ninguna “concepción de la
historia” turbó sus investigaciones. Para él, historiar equivalía a recordar y
a deducir de allí la justificación de lo justificable en el pasado. Por eso, si
se limpian sus páginas de toda retórica, queda un fondo de positividad, pues
contienen siempre documentación de buena ley, con frecuencia de primera mano,
extraída de los archivos locales, que conocía admirablemente. ----------------
En esta
determinación documental del pasado histórico Cabrera fue un maestro y un
trabajador infatigable y minucioso, Así descubrió las ciencias auxiliares de
que se valió para robustecer su historia: la toponimia y la etnografía. De la
primera nos ha dejado en sus diversas obras pruebas convincentes de su profundo
saber, especialmente en la Onomástica indiana del Tucumán (1930), compilación
de veinte años de trabajo documental, cuya penosa elaboración no se imagina
quien la consulta. En Los Aborígenes del
País de Cuyo (1929) despliega también, su gran saber de toponimista y
etnógrafo, con una seguridad y riqueza que solo se encuentra en las obras de
Lafone Quevedo a quien siempre recordó con veneración. Anticipo de estos
trabajos de madurez fueron Los Lules
(1910), monografía publicada en su juventud. En Córdoba de la Nueva Andalucía
(1917-1933), se ve asomar al maestro que escribe historia provisto de las
ciencias auxiliares y con una documentación ingente. Los Universitarios de Córdoba (1916), nos transporta a una época
más próxima en la biografía de algunos próceres que salieron de las aulas de
San Carlos. Cultura y Beneficencia
durante la Colonia
(1911-1929) es una apología de la época así llamada, y en especial de los
jesuitas, de quienes se ocupa preferentemente en el segundo tomo. También hace
allí referencia a la influencia de Sobremonte, a quien debió defender más tarde
de los ataques de García Lloydi y otros enemigos del marqués. En Tríptico histórico (1926), traza la
historia de Alta Gracia y narra episodios de la administración jesuítica.
Numerosas monografías fueron agrupadas con los títulos genéricos de Tiempos y Campos históricos (1927-1930)
y Misceláneas (1930-1931) que forman
en total cuatro volúmenes de compacta composición: Sus postreros trabajos
fueron Córdoba del Tucumán pre-hispana y
proto- histórica (1932), Conquista
espiritual del desierto (1934) e Introducción
a la historia eclesiástica del Tucumán (1934) que debe considerarse su obra
póstuma.
No ha habido en Córdoba quien lo aventajara en laboriosidad
científica. La enfermedad que obscureció su inteligencia pocos meses antes de
su deceso, lo sorprendió con la pluma en la mano rodeado de sus libros y de sus
papeles entre los cuales consumió su vida.
(Da nómina de
sus otras obras. )
Extraído del Boletín de la Academia Nacional
de Ciencias – Córdoba enero 1936
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