Este blog es una recordación de un mártir contemporáneo: Pablo Scortesco.
Trascribo una publicación de la Revista "Lumière", de París, Francia, en la cual Scortesco colaboraba.
Trascribo una publicación de la Revista "Lumière", de París, Francia, en la cual Scortesco colaboraba.
"Pablo
Scortesco ha muerto quemado vivo en su piecita de la Misión Rumana en París.
Incendio inexplicable; nuestro amigo descubierto al amanecer, agonizaba en una
cama transformada en“lecho de brasas”. Podemos
afirmar que ha muerto martirizado. Afirmamos muy tranquilamente que su último
librito*, le valió ser condenado a muerte. Es una realidad que resalta leyendo
el opúsculo. A Dios pues Pablo Scortesco. Vuestra
muerte, humanamente atroz, corona vuestra vida y que nos asegura una nueva unión
indestructible en la comunión de los Santos."
(*
se trata de: “La Iglesia Condenada a muerte” (1976)
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del mismo autor
“Lettres aux catholiques fidèles.” (Misa Sacrificio o Sacrilegio ?)
Por el Sr. Paul Scortesco –París, 15 agosto 1970.
El Sr. Scortesco es un rumano católico que vive en la misión católica rumana en París, calle Ribera 35, París 16è. Tuve el honor y el gran placer de conocerle en mi último viaje a Francia, en 1965. Escribe mucho, en un estilo fulgurante, como León Bloy, menos la grosería de éste. Antes tenía acceso en la editorial del gran luchador Pierre Lemaire (53-Saint-Ceneré); pero desde que P. Lemaire defiende la nueva misa (no por gusto, cierto, sino por “obediencia” al Papa) el Sr. Scortesco que no puede tragar la nueva misa (*como yo), ha encontrado refugio en “Lumière”, periódico tradicionalista muy corajudo. Dirección: Mr. Duchochois, Boîte Postale 508 H.V. 62- Boulogne-sur-Mer) ESTE FOLLETO ES FORMIDABLE. .(Negrita en el original).
Ruego a mis lectores que disponen de imprenta, pidan un ejemplar al autor, lo traduzcan y lo propaguen en América latina: Se lo pido por amor a Dios y a la Iglesia. (Negrita y subrayado es mío. Delia Cabrera).
(P. Hervé Le Lay).
* Palabras del P. Hervé
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Aclaración. Ya había encontrado yo, por causalidad, este folleto de Pablo Scortesco, en francés, fue hacia el año 2005. Me pareció buenísimos y decidí traducirlo, efectuar algunas fotocopias y repartirlas entre mis amistades. Pasados unos años otra providencia: me prestan revistas “La Tradición” editada y difundida enteramente por el mismo Padre Le Lay; en uno de sus números (101-1970) encuentro esta CARTA A LOS CATÓLICOS FIELES - en su columna LECTURAS RECOMENDADAS, sobre la obra de Scortesco (1970).) Me sorprendí al comprobar que su pedido “por amor a Dios y a la Iglesia” recién se había cumplido tantos años después, él ya muerto. Lo que no he podido hacer es difundirlo por América Latina. Aunque supongo que con este renacer del mártir en la memoria actual debe haber llegado a otros países.
Delia Cabrera
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EL 13 DE MARZO SE CUMPLIERON LOS 7 AÑOS Y 95 DÍAS DEL FALSO PAPADO DE FRANCISCO 1º; LOS 58 AÑOS DEL CONCILIO VATICANO II, EL CUAL, DURANTE
4 AÑOS PROGRAMÓ LA MUNDIALIZACIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA .
MENSAJE DEL PRIMER CÓNCLAVE DEL CONCILIO VATICANO II
A TODA LA HUMANIDAD - 7 DE DICIEMBRE DE 1965
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EL 13 DE MARZO SE CUMPLIERON LOS 7 AÑOS Y 95 DÍAS DEL FALSO PAPADO DE FRANCISCO 1º; LOS 58 AÑOS DEL CONCILIO VATICANO II, EL CUAL, DURANTE
4 AÑOS PROGRAMÓ LA MUNDIALIZACIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA .
ABANDONARON LA ASAMBLEA CONCILIAR LISTOS PARA INFILTRAR Y "RENOVAR" LA IGLESIA |
A TODA LA HUMANIDAD - 7 DE DICIEMBRE DE 1965
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VATICANO-DURACIÓN EN AÑOS,DÍAS Y HORAS DE LOS "PAPADOS" DESDE JUAN XXIII INCLUÍDO BERGOGLIO.
JUAN XXIII 4
años+ 5 meses = 1400+150= 1600 días = 38.400 horas
PABLO VI 15 años+46 días = 5475+ 46= 5521 “ = 132.504 horas
PABLO VI 15 años+46 días = 5475+ 46= 5521 “ = 132.504 horas
JUAN PABLO Iº 33 días = 792 horas
JUAN PABLO IIº 28 años+168 días= 10220+168 = 10338 días= 248.112 horas
BENOÎT XVI 7 años + 315 días= 2555+315= 2870 días = 68.880 horas
FRANCISCO Iº 7 años+ 90 días= 2555 + 90= 2645 días= 63.480 horas
TOTAL 552.168 HORAS
Así han pasado años, días, horas, minutos, segundos urdiendo, tramando,y aplicando la destrucción de la Iglesia; aprovechando hasta cada instante la flojedad de los fieles, para sembrar y cosechar su cizaña. ESTÁ DICHO: NO DESCUIDARSE UN ÁPICE PUES ENSEGUIDA ES OCUPADO POR SATANÁS Y SUS ESPÍRITUS MALÉFICOS DISPERSOS EN EL MUNDO Y ENLATADOS EN EL VATICANO, EN ROMA.
STOP V A T I C A N O
TOTAL 552.168 HORAS
Así han pasado años, días, horas, minutos, segundos urdiendo, tramando,y aplicando la destrucción de la Iglesia; aprovechando hasta cada instante la flojedad de los fieles, para sembrar y cosechar su cizaña. ESTÁ DICHO: NO DESCUIDARSE UN ÁPICE PUES ENSEGUIDA ES OCUPADO POR SATANÁS Y SUS ESPÍRITUS MALÉFICOS DISPERSOS EN EL MUNDO Y ENLATADOS EN EL VATICANO, EN ROMA.
STOP V A T I C A N O
ESTOS HOMBRES GOBIERNAN LA NUEVA IGLESIA QUE YA NO ES CATÓLICA |
LA ELITE QUE MANEJA A LOS POLÍTICOS, AL CLERO, A LOS MASS MEDIA, A LA PLEBE CIUDADANA., A LOS CIPAYOS. |
SEXTO FALSO PAPA USURPADOR DEL TRONO DE SAN PEDRO ºººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº |
NOTA RECIBIDA DE + CARLOS GRUNWALD, EL 24 ABRIL 2013. |
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BENEDICTO XVI BENDICE A SUS OVEJAS
DESCARRIADAS CON SÍMBOLOS LUCIFERINOS
IMPACTANTE ESTUDIO DEL MAGISTERIO PONTIFICIO DE LA IGLESIA.
LOS PIES DE HIERRO Y BARRO
Por J. R. G. Cipitria (Sofronio)
Muchos son los que han querido demostrar la
ruptura con la Tradición que supuso el Concilio Vaticano II y el magisterio que
le siguió; unos lo intentaron desde la teología sacramental, otros desde la
dogmática, menos desde el derecho canónico; todos, sin embargo, han acumulado
numerosas pruebas del intento de fundar una nueva religión. No obstante, y a
pesar de la existencia de tantos hechos objetivos, ninguno ha convencido
mayoritariamente a la masa de católicos de que tal ruptura, evidente, suponga
un abandono de la fe católica; esta dificultad de convencer a los hermanos se
debe a varios factores, de los que señalo sólo dos:
a) a la gran masa de católicos que incumplen
con el deber de conocer la fe que profesan, estando sumidos en una ignorancia
sobrecogedora;
b) porque esa nueva fe proclamada por la
jerarquía se apoya, en parte, en una verdad siempre católica para proclamar un
nuevo ‘credo’ que ya no es católico; de ahí proviene la gran dificultad de
distinguir.
Ese nuevo ‘credo’ es el humanismo; “es cierto”,
diremos con este nuevo ‘magisterio’, que la promoción de la dignidad humana
buscada solamente en tanto y en cuanto glorifica a Dios, es finalidad de la
Iglesia católica, pero buscada en sí misma (como fin simpliciter y no como
finis quo, usando la terminología del Aquinate) es finalidad del orgullo humano
engañado por el diablo, latrocinio de la Gloria de Dios, de la cual se muestra
celoso y probablemente, la definitiva faz del Anticristo.
La
modesta aportación de este escrito no pretende manifestar la evidencia de la
ruptura desde sesudas disquisiciones teológicas que otros han hecho mucho mejor
y menos, desde sutiles distinciones jurídicas en las que soy lego, sino desde
un metodología más asequible a todos; puesto que hoy todo el mundo, o casi,
sabe sumar y restar, mi humilde estudio se basará en algo objetivo e
indiscutible: en las matemáticas y en una somera representación estadística en
gráficos sencillos.
En efecto, este simple método lo he aplicado a
las citas que cada encíclica añade, bien a pie de página, pero en general al
final del documento
¿Pero qué es una cita? Una cita es nota de ley, doctrina, autoridad o
cualquier otro texto que se alega para prueba de lo que se dice o refiere,
según el R.A.E; citar es, pues, ‘referir, anotar o mencionar los autores,
textos o lugares que se alegan o discuten en lo que se dice o escribe’, ora
nombrados a continuación de la cita, ora con un número que refiere al autor o
texto citado al pie de la misma página o al final del documento; esta segunda
modalidad es el objeto de este estudio. Bien, esta definición es simple y todo
el mundo la entiende
Entonces, puesto que las citas se pueden usar
a modo de cimiento, aval, garantía sobre el que uno apoya su doctrina, pero
también en el sentido adverso, es decir, como sentencia de alguien sobre la que
el autor muestra su disconformidad, discrepa o rivaliza, será necesario, en
primer lugar, saber en cuál de los dos sentidos se usan las citas en las
encíclicas estudiadas. El resultado podría ser que todas sean usadas como apoyo
de lo que se dice; o también que todas se anotaron para expresar en lo que se
disiente; pero podría ser, igualmente que unas lo fueran en un sentido y otras
en el contrario, aun en el mismo texto.
Pues bien, no he encontrado ninguna cita que
se haya escrito para ilustrar sobre una doctrina que ha sido condena o para
discrepar de la misma, sino que todas las referencias tienen el objetivo de fundamentar
sobre ellas el texto escrito, incluso en las notas referidas a los autores
laicos, al menos en aquella parte que se trae para ilustración del lector. Es
decir, tanto cuando se cita al magisterio preconciliar, como al Concilio
Vaticano II, así como al magisterio de los papas postconciliares, a rabinos o
agnósticos, las menciones alegadas, no otras, son utilizadas para sostén de lo
afirmado en el texto de la encíclica.
Para el presente estudio he procedido a
clasificar 2.971 citas y notas de la totalidad de las encíclicas escritas desde
Pablo VI a Francisco, que hacen un total de 25 – 7 de Pablo VI con 305 notas;
14 de Juan Pablo II con 2.381 notas en total; 3 de Benedicto XVI que suman 235
menciones y una firmada por Francisco con 50 referencias al pie del documento,
número dispar según la lengua de traducción tomada del Vaticano, ya que algunas
traducciones no están completas-. Como Juan Pablo I no llegó a publicar ninguna
encíclica, no aparece en este breve análisis.
Las ediciones de las encíclicas usadas para
este trabajo siempre han sido las oficiales de la Libreria Editrice Vaticana, a
través de la web oficial del Vaticano.
Todas las notas se han distribuido en los
siguientes rubros:
1º MAGISTERIO
TRADICIONAL.
Cantidad
y porcentaje que se refieren al magisterio anterior al concilio Vaticano II,
bien de anteriores Concilios Ecuménicos, sean de Bulas, Cartas Apostólicas,
exhortaciones, audiencias…, de Romanos Pontífices anteriores a Juan XIII.
2º MAGISTERIO MODERNO.
A.MAGISTERIO CONCILIAR
Cantidad y porcentaje que se refieren al
magisterio de los textos del Vaticano II (constituciones, decretos,
declaraciones y notas; discursos de apertura y clausura,…).
B. MAGISTERIO POSTCONCILIAR Cantidad y porcentaje que se
refieren al magisterio de los Romanos Pontífices a partir de la fecha de la
convocatoria del citado Concilio, 25 enero 1959, y no del final del mismo; la
razón de esta elección, en general 1960, es que desde el mismo discurso de su
convocatoria y a medida que se iban sucediendo declaraciones sobre el evento,
celebrando sesiones y aprobando constituciones, todas éstas pasaron a nutrir
las fuentes del magisterio de los papas, sin que todavía se hubiera clausurado
el Concilio; encontramos así varias citas al discurso de su convocatoria y al
de apertura y a su espíritu de “abrir las ventanas para que penetre el aire del
mundo” que ya no pertenece al magisterio tradicional. Como el Concilio supuso,
para muchos, como una carta magna que abría una especie de ‘Caja de Pandora’,
me pareció interesante señalar la cantidad y porcentaje, también, del
magisterio postconcliar, es decir las auto referencias de los papas al nuevo
magisterio que ellos mismos iban creando o al de sus inmediatos predecesores.
C. CITAS LAICAS
Como
el magisterio iba, por una parte, desdeñando las referencias preconciliares a
medida que se sucedían los papas y pasaban los años y, por otra,
referenciándose los papas a sí mismos o a su inmediato sucesor, fueron
apareciendo nuevas citas que ya nada tenían que ver con ningún magisterio, sino
con este devenir lógico del Concilio Vaticano II cuyos funestos frutos
padecemos, cada vez más alejado de las fuentes de la tradición, hasta el punto
que quise, también, especialmente en los dos últimos papas, señalar la cantidad
y porcentaje de citas laicas, es decir, referencias a pensadores ajenos al
catolicismo. Por último debo decir que un buen porcentaje de citas son
entresacadas de teólogos, Santos Padres, doctores y cómo no, también de las
Sagradas Escrituras. Sin embargo no he querido clasificar ni tener en cuenta
las mismas por lo siguiente: De citar, por ejemplo, a Santo Tomás, para nada se
deduce que se esté de acuerdo con lo que él quiere decir con su habitual
precisión escolástica porque, o bien se pudiera referir la cita a una sentencia
sacada del contexto del Santo Doctor u ocultar un desacuerdo radical con la
metafísica que subyace en el Aquinate; no sería ninguna garantía de tomismo
referirse, por ejemplo, a alguna conclusión del Santo Doctor de la Iglesia,
incluso sobre la Eucaristía y a la vez aprobar una definición herética de la
Misa en el nº 7 del capítulo II del Novus Ordo Missae, como ocurrió ya; y
advertido, tuvo que corregir Pablo VI, o como se dice en ‘castizo’ borrar con
el codo lo que había escrito con la mano. Respecto a las citas bíblicas ídem;
éstas pueden ser usadas ora para avalar un magisterio auténtico conforme a lo
manifestado siempre por la Iglesia, ora para introducir ideas propias tales
como el novedoso concepto de la libertad religiosa o el herético de que todas
las religiones son caminos de salvación; la experiencia nos dice que toda clase
de herejes hicieron decir a los textos bíblicos lo que no expresaban, desde
Arrio a Lutero hasta el día de hoy, y que hasta el mismo diablo las sabe y
quiere usar a su favor, como consta en el Nuevo Testamento.
LAS FUENTES EN EL MAGISTERIO
DE PABLO VI
Puesto que tres de las siete encíclicas de
Pablo VI fueron promulgadas antes de la clausura del Concilio Vaticano II,
parecería ser lo más lógico que entre las notas y citas de sus textos
sobreabundaran con mayoría aplastante las referidas al magisterio pre-conciliar.
Sin embargo, ya se aprecia en él una tendencia que no hará más que ir
aumentando en sus sucesores; en efecto, de casi dos milenios de magisterio pontificio sólo lo cita 49 veces,
mientras que a un Concilio recién clausurado, o aun estando en la última sesión
o en intercesión, ya lo refiere en 66 ocasiones; pero si a esta cantidad le
sumamos las citas a sus propias encíclicas o a las de su inmediato predecesor,
Juan XIII, imbuidas ya del espíritu que se manifestaría en el Concilio se
alcanzan la totalidad de 92 referencias para el magisterio moderno, frente a 49
del magisterio preconciliar.
Entre el resto de
notas no magisteriales, que no he querido clasificar según lo señalado más
arriba, se podrán encontrar las sorprendentes referencias a Marie-Dominique
Chenu, que fue apartado de la docencia tras la condena de su libro Une
École de Théologie [Una Escuela de Teología] (1937), pero más tarde erigido
perito del Concilio Vaticano II por Juan XXIII; a Maritain sobresaliente
defensor del personalismo y de la condenada libertad religiosa; o a Henric
de Lubac, que en 1950 fue apartado de la enseñanza luego de la condena del
neomodernismo o nouvelle théologie, por parte de la encíclica Humani
Generis de Pío XII; como todo católico debiera conocer, Pío XII imputó a la
“neoteología”, uno de cuyos mayores exponentes
era De Lubac después de Teilhard, los cargos de “relativismo dogmático,
historicismo, indiferencia para con las esencias inmutables y abandono de la
filosofía escolástica”. Mientras que para Teilhard hubo que esperar a Pablo VI
y, sobre todo a Juan Pablo II, De Lubac fue rehabilitado ya por Juan XXIII,
quien lo invitó al Concilio Vaticano II y lo readmitió en la docencia; y unos
años más tarde Juan Pablo II canonizó su pensamiento, elevándolo a cardenal.
En resumen,
se constata una inclinación a tomar como casi exclusivos de las fuentes del
magisterio los textos del Concilio Vaticano II y del papa que lo convocó, si
bien todavía persiste, quizá por la aun escasa producción de nuevo magisterio,
una cierta referencia al magisterio preconciliar.
CUADRO
I
(LAS FUENTES DEL MAGISTERIO DE
PABLO VI, SEGÚN LAS NOTAS EN SUS ENCÍCLICAS)
CUADRO II
(PORCENTAJE DE LAS FUENTES DEL
MAGISTERIO MODERNO Y TRADICIONAL EN PABLO VI, SEGÚN LAS NOTAS DE SUS ENCÍCLICAS)
CUADRO III
(DISTRIBUCIÓN ENTRE LAS
FUENTES CONCILIARES Y MAGISTERIALES MODERNAS (DESDE EL 1960 EN PABLO VI, SEGÚN
LAS NOTAS DE SUS ENCÍCLICAS)
LAS FUENTES EN EL MAGISTERIO DE JUAN PABLO II
Si con
Pablo VI se manifestaba ya una tendencia a desalojar las reseñas del magisterio
anterior al Concilio Vaticano II, en Juan Pablo II se confirma definitivamente
esta disposición, hasta el punto de que se puede
hablar ya
con él de una verdadera ruptura con el magisterio anterior a 1960, dada la casi
ausencia de citas a la más que milenaria enseñanza de pontífices y Concilios
Ecuménicos.
Por otra
parte, resulta insólito el gran número de citas referidas al nuevo magisterio
postconciliar- 30 años apenas- en relación al milenario magisterio
preconciliar: 578 citas y 127, respectivamente (véase cuadro IV); e incluso
respecto al propio Concilio Vaticano II:578 citas y 502 respectivamente. No es
irrazonable pensar que la razón se deba a la necesidad de exponer nuevas
doctrinas que no están en el depósito de la Fe y que el propio Sínodo Vaticano
II, sólo apuntó de una forma confusa o ambivalente; por ejemplo, toda la nueva
teología de Juan Pablo II sobre la confusión entre el orden natural y la
gracia, que aparece en casi todo su magisterio y, especialmente, en sus
primeras tres encíclicas está referida al despliegue del embrión contenido Gaudium
et Spes: «El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido en cierto modo con
todo hombre»; pero está idea, aunque expresada entonces con ambigüedad
programada, ya está condenada en el Concilio de Éfeso y no se encuentra en
ninguna parte del magisterio de la Iglesia; dado, pues, que este concepto fue
parte de la predicación de Juan Pablo II, le fue necesario referirla por
doquier al magisterio postconciliar escrito por él mismo en su mayor parte y
que desarrollaba esa nueva y desconocida teología conciliar.
Es ésa,
quizá, la razón de que Juan Pablo II sea, de entre todos los papas, el que más
se cita a sí mismo; y eso de forma tan abrumadora, que a falta de un estudio
psicológico sobre tan reiterada y fea actitud, parece que la causa más probable
sea su demostrada persistencia en afianzar doctrinas novedosas.
Respecto a
las citas no magisteriales, se encuentran entre ellas varias curiosidades
liberales; por ejemplo, las reseñas a la Declaración de los Derechos Humanos;
pero también insólitas ausencias que nos dejan perplejos; v.g., mientras que
abundan citas de las Sagradas Escrituras en la mayor parte de su magisterio,
como notas al pie de los documentos, disminuyen drásticamente en las encíclicas
que abordan aspectos novedosos, hasta llegar a la inexistencia de citas
bíblicas al pie en el texto de ‘Ut Unum Sint’; de seguro, cabe pensar,
porque nada en las Escrituras Sagradas sostenía su tesis de fondo ecumenista:
pues ningún texto bíblico da apoyo a esta moderna doctrina de empeño ecuménico;
si bien, en honor de la verdad, existen citas de las Escrituras Sagradas dentro
de ese escrito suyo.
Para los
que, a pesar de la ínfima representación del magisterio tradicional en sus
documentos, no aprecien la absoluta tendencia a la ruptura con las fuentes
tradicionales(CUADRO VII), siempre según las citas, han de saber que en las
poquísimas menciones a la tradición, casi siempre se añaden a las mismas
algunas más modernas; por ejemplo, si se cita a Pío XII, en la misma nota se
añaden una o varias referencias al C. V. II o a otras encíclicas modernas,
razón por la cual se puede decir, que aun ni las pocas referencias a la
Tradición son puras.
CUADRO IV
LAS FUENTES DEL MAGISTERIO DE JN PABLO II, SEGÚN LAS NOTAS ENCÍCLICAS
CUADRO V
(PORCENTAJE DE LAS FUENTES DEL
MAGISTERIO MODERNO Y TRADICIONAL EN JUAN PABLO II, SEGÚN LAS NOTAS DE SUS
ENCÍCLICAS)
CUADRO VI
(DISTRIBUCIÓN ENTRE LAS
FUENTES CONCILIARES Y MAGISTERIALES MODERNAS (DESDE 1960 EN JUAN PABLO II,
SEGÚN SUS NOTAS DE SUS ENCÍCLICAS)
CUADRO VII
(EVOLUCIÓN DE TENDENCIAS EN
LAS NOTAS DE SUS ENCÍCLICAS)
Apréciese la prácticamente
desaparición de citas de la Tradición con Juan pablo II
LAS FUENTES EN EL MAGISTERIO
DE BENDICTO XVI
La ruptura
en las citas del magisterio tradicional, formalizada en las encíclicas de Juan
Pablo II, se profundiza aún más con Benedicto XVI, alcanzando sólo un
insignificante 3% del conjunto de las citas de papas y concilios antes de 1960.
Es de
destacar que, de la suma de citas del magisterio moderno sólo 13 se refieren al
Concilio Vaticano II, mientras que 169 reseñan el magisterio postconciliar,
sobre todo el de su inmediato predecesor, Juan Pablo II; pareciera, a la vista
de este hecho, que aquella constitución, casi ‘superdogma’ –el Vaticano II- que
fijara los principios de una revolución sin precedentes en la Iglesia, fuese ya
insuficiente para el pleno desarrollo de una nueva doctrina desplegada,
teológica y canónicamente por Juan Pablo II e inaugurada litúrgicamente por
Pablo VI. Como para un ecumenismo condenado no había textos en la Tradición ni
en las Sagradas Escrituras que sirvieran de aval, tal vez por eso, no se citan
las Sagradas Escrituras en las notas al pie de sus encíclicas, si bien existen
en los textos mismos, aunque escasas-v.g., sólo 36 para una larga encíclica
estructurada en 6 capítulos y una conclusión, sobre un tema donde abundan los
textos bíblicos: el amor y la verdad, en ‘Caritas in Veritate’- ; para
proclamar la vigencia de la Antigua Alianza con los judíos que rechazan a
Cristo, mucho menos se encuentra magisterio ni textos bíblicos y para una
salvación universal, ni rastro de tal barbaridad existe. Ahora bien, como los
textos del Vaticano II fueron de una ambigüedad premeditada, según el
testimonio del modernista radical Edward Schillebeeckx, perito
conciliar y consejero del cardenal Alfrin e inspirador del herético
Catecismo Holandés, no es iluso pensar que a Benedicto XVI le fuera necesario
acudir a un magisterio más descarriado: el de su inmediato predecesor Juan
pablo II; otras razones se pueden sumar a este hecho, sin contradecirlo, la
necesidad psicológica de contentar a toda una muchedumbre de ‘juanpablistas’
tocando poder y necesitados, algunos, de contener los escándalos que, como
una bomba de relojería dejada por su inmediato predecesor, iban a estallar a su
tiempo, para así no decepcionarlos y evitar sentir en su piel la furia de su
rechazo; inquina que, posiblemente, no pudo vencer al fin, según varias
interpretaciones de ‘vaticanistas’ sobre la causa cierta de su dimisión.
Si bien ya
con Juan Pablo II se nota un despertar a citar autores laicos, es con Benedicto
XVI cuando toman verdadera ‘carta de ciudanía’. Debería dejar perplejo a
cualquier católico consciente de su fe, ver como Benedicto XVI introduce, no un
en acto como doctor privado, profesor…, sino en el magisterio auténtico citas
del ‘El Banquete’ de Platón; del historiador Salustio; de Juliano
el Apóstata († 363) tomadas de Ep. 83: J. Bidez, L’Empereur Julien.
OEuvres complètes, París 19602, I, 2a, p. 145; del luterano H. Köster:
ThWNT, compañero de estudios de Rudolf Bultmann; del novelista Jean
Giono; de Bacón; de Kant; de la obra ‘Negative Dialektik’ de Adorno;
de Georgias de Leontini ((485 a. C.–380 a. C.) y hasta un fragmento del
filósofo Heráclito.
Debido a
esta última observación, hemos confeccionado el grafico sobre las fuentes
modernas de manera distinta a la anterior, añadiendo a las del Concilio
Vaticano II y a las postconciliares las fuentes laicas. La suma de las 3 sería
con este nuevo método el 100%, sobre el cual representamos cada una de las
partes en que dividimos el llamado magisterio moderno en este estudio. Siempre
dejamos fuera de la contabilidad las citas antiguas y bíblicas por la razón
comentada al comienzo de este breve análisis. Igualmente procederemos con las
citas del Papa Francisco, dado que entre ellas y en continuidad con Benedicto
XI, se introducen citas de fuentes mundanas.
CUADRO VIII
(LAS FUENTES DEL MAGISTERIO DE
BENEDICTO XVI, SEGÚN LAS NOTAS DE SUS ENCÍCLICAS)
CUADRO IX
(PORCENTAJE DE LAS FUENTES DEL
MAGISTERIO MODERNO Y TRADICIONAL
EN BENDICTO XVI , SEGÚN LAS
NOTAS DE SUS ENCÍCLICAS)
CUADRO X
(DISTRIBUCIÓN ENTRE LAS
FUENTES CONCILIARES, MAGISTERIALES MODERNAS Y LAICAS EN BENEDICTO XVI, SEGÚN
SUS NOTAS DE SUS ENCÍCLICAS)
LAS FUENTES EN EL MAGISTERIO
DE FRANCISCO
Todavía es
pronto para acopiar datos sobre las citas de las encíclicas de Francisco,
porque sólo ha firmado una – ‘firmar’ es un verbo distinto que ‘escribir’ y por
eso no supone que quien escribe un texto sea el mismo que lo firma-, aunque a
través de ella y sus pocas referencias –un total de 50-, se puede observar la
continuidad en el desprecio de las citas al magisterio pre-conciliar, salvo
para fundamentar su autoridad; es como si no hubiera habido casi ningún pronunciamiento
de los más de 200 Romanos Pontífices desde el año 66-67 –fechas entre las que
se estiman escritas las Cartas de San Pedro- hasta 1962; como si lo que cientos
de Papas sentenciaron y dos decenas de Concilios Ecuménicos definieron, amén de
unas cuantas docenas de concilios particulares cuyas definiciones hicieron
suyas y aprobaron los papas, fueran de tan exiguo valor que justificara el más
absoluto olvido de sus textos.
Se observa,
igualmente, que aquella tendencia, iniciada por su inmediato predecesor, de
incluir en el magisterio citas laicas, ajenas a la Iglesia, se consolida y
aumenta hasta proporciones muy difíciles de justificar en la encíclica de
Francisco. Así encontramos en su texto, desde una definición del
existencialista judío Martin Buber, tomada del Rabino de Kock,
hasta una referencia a la obra de Rousseau, ‘Emile’, pasando por una
aceptable de Romano Guardini y, también una nota, inaceptable, de la obra de la
segunda época de G. H. von Wright; periodo en que sus escritos caen bajo
la influencia de Habermas y la escuela de Franfurk,; esta cita, por
ejemplo, está sacada del libro ‘cultura y valor’, escrito por el filósofo del
círculo de Viena Ludwig Wittgenstein. Lo mismo sorprende que en lugar de
tomar las citas místicas de los contemplativos ortodoxos españoles o alemanes u
otros santos de la Iglesia, se traigan referencias a poetas, como T. S.
Eliot. Este sesgo de erudición sobre el pensamiento no católico, confirma
la sospecha de que el firmante no es la misma persona que el escribiente
. CUADRO XI
(LAS FUENTES DEL MAGISTERIO DE
FRANCISCO XVI, SEGÚN LAS NOTAS DE SUS ENCÍCLICAS)
CUADRO XII
(PORCENTAJE DE LAS FUENTES DEL
MAGISTERIO MODERNO Y TRADICIONAL
DE FRANCISCO , SEGÚN LAS NOTAS
DE SUS ENCÍCLICAS)
CUADRO XIII
(DISTRIBUCIÓN ENTRE LAS
FUENTES CONCILIARES, MAGISTERIALES MODERNAS Y LAICAS EN FRANCISCO, SEGÚN SUS
NOTAS DE SUS ENCÍCLICAS)
CONCLUSIÓN
Hasta aquí
los números que, s.e.u.o, son incuestionables. Cualquiera, con tiempo y
paciencia, llegará a los mismos resultados si sabe sumar y restar, porque la
fuente es pública. Quien los negara manifestaría odio a la verdad, rechazo de
la luz e irracionabilidad.
De estos
resultados se infiere, sin forzar la razón, que cuanto menos hay en las
encíclicas que son objeto de este modesto estudio, un menosprecio o poca
estimación e indiferencia y un despego casi total del Magisterio Tradicional;
puesto que a lo que se ama se nombra, así como hace el esposo hablando de su
amada a sus amigos, con lo que se desprecia se muestra indiferencia con el
silencio, por aquella sentencia popular que dice:’no hay mejor desprecio que no
hacer aprecio’.
Pero
acallar o reducir a la ínfima expresión 1893 años de magisterio (si
tomamos como fuente de magisterio el Denzinger, encontramos que el primer
documento del Romano Pontífice que en él aparece data de entre los años 67 a
79; desde estos años hasta 1960 nos da un periodo, aproximado, de 1893 años),
que contiene el objeto material de la fe católica, sólo puede tener un fin: la
proclamación de una nueva fe ¿De qué fe se trataría? Como el lector habrá
supuesto, no me he limitado a ‘contar’, sino que durante unos años he tratado
de meditar en los brutales cambios habidos desde el Concilio Vaticano II. Esas
innegables revoluciones plasmadas en la Misa, sacramentos, Oficio Divino,
catecismo, mística, ascética, derecho, monacato, devaluación de la vida
contemplativa, exacerbación de la voluntad y la emoción…, cuyos podridos frutos
padecemos, esconden una nueva fe, un nuevo Símbolo cuyo caldo de cultivo aún se
está formando ¿Podríamos formular, al menos, parte de ese nuevo ‘símbolo’ o
‘credo’ surgido del ‘magisterio’ moderno, distinto del católico Tradicional?
Creo que sí, con la ayuda de otros estudiosos, pero eso será objeto de otro
trabajo, si Dios lo quiere. Sin embargo, algunos elementos de esa moderna ‘fe’,
que ya no es católica, los podemos resumir en estas breves sentencias:
I.-La
proclamación de un humanismo integral ‘católico’; donde ‘católico’ es un
adjetivo más. (Dios creo por el hombre, GS,39; único al que
Dios ha amado por sí mismo. GS, 24). Este humanismo hurta la Gloria de
Dios; porque quien se propone un bien como fin en sí mismo, está hallando en
ese bien su propia perfección, de donde se sigue que, si Dios se propusiera su
gloria extrínseca como fin en sí, y no su propia e intrínseca bondad,
implicaría que para Dios la creación sería una perfección agregada que lo haría
mejor, cosa absurda y herética; el magisterio moderno dixit: […]
Vosotros, humanistas modernos, que renunciáis a la trascendencia de las cosas
supremas, conferidle siquiera este mérito y reconoced
nuestro
nuevo humanismo: también nosotros y más que nadie somos promotores del hombre,
Discurso de clausura del Concilio Vaticano II.
II.- La
confusión entre naturaleza y gracia; para el ‘magisterio’ moderno la gracia
humaniza a hombre con el fin de llevar al hombre a ser hombre, por lo que la
gracia se subordina a la naturaleza. El magisterio auténtico, sin embargo,
confiesa algo contrario: la gracia perfecciona a la naturaleza para llevar al
hombre a ser hijo adoptivo de Dios, por lo cual la naturaleza se subordina a la
gracia. Huelga poner citas sobre este error moderno, ya que todo el magisterio
de Juan Pablo II está plagado de estos textos más propios de Prometeo que de la
fe católica. Tal error tiene consecuencias sobre la doctrina católica relativas
a la perfección del intelecto por el magisterio para adecuarlo a la Revelación
e, incluso, sobre la caridad cristiana.
III.- Las
notas de la nueva iglesia y sus conceptos erróneos: 1)El Reino de Dios incoado
en la tierra se identifica con la Humanidad; 2) El Reino de Dios se extiende
más allá de la Iglesia visible a las almas de buena voluntad, en razón de la
dignidad humana de toda persona, incorporadas quodammodo a Cristo
Encarnado; 3) De allí que no sea necesario ni obligatorio ingresar a la
Iglesia, que es Sacramento universal de salvación, porque el testimonio de vida
de la sociedad eclesiástica es una eficaz ayuda a la humanización de los
hombres; 4) La Iglesia visible continúa la presencia y acción de Cristo en
orden al crecimiento del Reino-Humanidad, a manera de signo e instrumento,
porque Ella misma es Sacramento. La consecuencia es, no estarían todos llamados
a pertenecer a la Iglesia de Cristo. He aquí como resume gráficamente este
punto el EL R.P. ALVARO CALDERÓN F.S.S.P.X.,
en su obra ‘Prometeo’, subtitulada ‘La religión del hombre’ que pueden leer en
español aquí, la que recomiendo leer.
IV.- El
nacimiento de una nueva religión. Siguiendo al Padre Rafael Arizaga, cuya obra
hemos citado en el párrafo anterior, tomamos un gráfico suyo para entenderlo
mejor:
V.- La
gravísima sensación que deja el magisterio conciliar y el que le sigue de que
Jesucristo es imperfecto Dios: “Si un pagano acudiera a los textos del Concilio
Vaticano II para hacerse una idea de quién es Jesucristo para los católicos,
nos parece cierto que no vería que creemos que es Dios, sino una
cierta
entidad inferior. Se omite la profesión simple y clara de esta verdad
fundamental, y las expresiones de uso constante hacen pensar, por una parte, en
una distinción de sujetos de atribución entre Jesucristo y Dios -lo que
pertenece a la herejía nestoriana- y, por otra, que el Hijo no es simpliciter
Dios -lo que pertenece a la herejía arriana-. Y esta penosísima impresión
no es despejada sino acentuada en el magisterio posterior al Concilio”
(Prometeo, P. Rafael Harizaga).
Termino,
pues, este modesto estudio escrito bajo un título que hace referencia a una de
las visiones del Profeta Daniel –quien lea entienda-, con el humilde propósito
de alertar a los lectores católicos sencillos y animarlos a defender la fe de
siempre con San Pablo:
“Os
exhorto, hermanos, que observéis a los que están causando las disensiones y los
escándalos, contrarios a la enseñanza que habéis aprendido, y que os apartéis
de ellos; porque los tales no sirven a nuestro Señor Cristo, sino al propio
vientre, y con palabras melosas y bendiciones embaucan los corazones de los
sencillos”. Rom. XVI, 17-18.
“Jamás se
vence el error con el sacrificio de un derecho cualquiera de la Verdad” (San
Atanasio)
16 de
julio, Conmemoración de la Virgen del Carmen.
J. R. G.
Cipitria
(Sofronio)
(Extraído de Católicos Alerta.Actualización 26.marzo 2020)
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Escrito por Gustavo Maldocena. 24-9-2018. Recibido del Sr, Roberto O. Robles
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